Gabriel Rolón: "Cuidemos el amor propio"

Es casi un acto de injusticia encajonar a este hombre según oficios. Ya sea con un programa de tevé, "Historias de diván, la obra", un libro llevado al cine como "Los Padecientes" o un texto musical presentado en una sala, Rolón complejiza nuestras miradas. Aprovechamos la generosidad del psicoanalista más popular de Argentina para acercarnos a los conceptos de amor, muerte e inspiración.

Gabriel Rolón:

by Emiliana Felizzia

Gabriel Rolón:

 

Gabriel Rolón es de los pocos psicoanalistas que hablan de su profesión como un arte: “el arte de hacer consciente lo inconsciente, de construir posibles salidas a un infierno personal que resulta intolerable”. Quien dice eso, invita a seguir preguntando ¿no es así?. Por eso hablamos con este amplio comunicador con conocimientos específicos, a días de su presentación en Córdoba.

"Creo que el amor es el motor de nuestra vida".


En tus libros (y obras teatrales) has pasado por temas muy variados, incluso repasos personales. ¿Qué grandes temas son recurrentes en las consultas que te hacen?
Hay dos temas que se encuentran en el fondo de cualquier sufrimiento: la sexualidad y la muerte. Podríamos ampliarlos diciendo el amor y las pérdidas, pero son las cuestiones recurrentes en los análisis, ni más ni menos porque son los dos grandes enigmas de la humanidad.
¿Qué lugar le estamos dando al amor en la vida cotidiana?
El amor tiene un lugar preponderante y está bien que así sea; después de todo, es lo único que, al menos por momentos, puede hacernos olvidar de la enorme soledad a la que estamos sometidos.
¿La mujer es más permeable a la emocionalidad que el hombre?
Los hombres sufren tanto por amor como las mujeres, aunque es cierto que ellas tienen más permisos para mostrar sus emociones. Nos enseñaron que “los hombres no lloran” y ese mandato nos convocó a ocultar lo que sentíamos durante generaciones. Por suerte las cosas han ido cambiando y nos hemos feminizado en ese sentido, lo cual es muy sano.

¿Puede el amor ser realmente lo que mueva el mundo, como escriben los poetas?
El amor es la manifestación de la pulsión por vivir que nos recorre. El amor de pareja, entre padres e hijos, el vínculo fraterno, la amistad, o simplemente el amor por una profesión, un proyecto o un sueño. Pero comparto esa idea. Creo que el amor es el motor de nuestra vida. Pero hay que saber amar de un modo sano, de lo contrario esa fuerza tan potente puede cambiar de dirección y volverse un impulso de muerte.

¿Por qué le tememos tanto a la muerte?
Porque el hombre siempre le ha temido a lo desconocido, a aquello para lo cual no tiene una respuesta. Y, como dijimos, la muerte es un enigma infranqueable. No importa si alguien es creyente o no, si se ha armado un mundo de universos posibles después de esta vida o piense que esto es lo único que hay. Lo cierto es que en ambas situaciones, se trata sólo de una creencia. Y creer es predecir un hecho incierto.

¿Existe alguna relación entre la corporalidad occidental y el dolor en la muerte?
Si existe no soy capaz de percibirla.

¿Qué ayuda en un duelo?
No quedar atado a la esperanza. Sólo puede duelarse aquello que admitimos que se ha perdido. Mientras esperemos que el otro vuelva el duelo no comienza. Y además la dignidad: resistir la tentación de arrastrarse y suplicar. Si hemos perdido algo que amamos, al menos cuidemos de no perder también el amor propio.

Y sobre la vida, ¿podrías recomendar alguna nueva perspectiva de ver y vivir el día a día?
El Psicoanálisis trabaja con el caso a caso. Para nosotros cada persona es única e irrepetible, de modo que no podemos dar consejos que se apliquen a todos, porque lo que le sirve a alguien puede resultar totalmente inapropiado (e incluso negativo) para otro. Por supuesto que hay algunas cuestiones que se aplican a todos, pero hay que ser muy cuidadoso de utilizar recetas porque es probable que en el intento de dejar tips universales perdamos de vista al sujeto particular.


Pasando a tu oficio de escritor, ¿cómo es tu proceso de creación para un libro o una obra de teatro?
La escritura es fruto del trabajo. He escuchado que muchos dicen escribir sólo cuando están inspirados; en mi caso, si pensara así nunca habría escrito nada. Creo, como Picasso, que si la inspiración llega debe encontrarnos trabajando. En general me organizo en dos turnos: a la mañana dedico tres horas para volcar ideas, y a la tarde releo, edito y muchas veces deshecho.
¿Y qué te inspira?
Hay ocasiones enque las musas son piadosas y, después de un tiempo de estar sentado frente a la máquina, aparece el entusiasmo y esa idea inicial (que parecía no servir de mucho) da paso a otra que se acerca a algo que me gusta. Cuando eso ocurre la jornada se vuelve maravillosa, me olvido del plan inicial y escribo sin tener en cuenta el tiempo.
Una de tus más exitosas resoluciones de ese proceso fue el “Los padecientes”, ¿viste la película con Vicuña y Suárez? ¿Qué te pareció?
Vi toda la película, varias veces, y en cada una de sus etapas. Participé activamente del proceso de filmación, yendo al set, siendo uno de los guionistas y adaptadores junto a Marcos Negri y Nicolás Tuozzo (quien la dirigió). Trabajé con los actores para transmitirles los contenidos inconscientes que movían a sus personajes y la gente de Fox tuvo la generosidad de sumarme a las reuniones en las que decidíamos cuál debía ser el afiche o qué escenas tomaríamos para el trailer. Ha sido una experiencia maravillosa de cual aprendí mucho. Espero que el producto final esté a la altura de un público tan calificado como el argentino.

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Fuente: musaargentina.com.ar

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