Por Clarisa Ercolano @clarisaercolano
Ocho yerbateros murieron mientras eran trasladados de manera irregular a sus puestos de trabajo. En el grupo, había 14 menores de edad.
Foto: CAPA
Parece una de esas historias de los mensúes, que alguna vez se escucharon en la escuela o encontramos perdida en algún libro de cuentos tradicionalistas. Pero lo más triste e irremediable es que lejos está esto de ser una narración y es un cruel reflejo de la realidad que viven día a día los trabajadores misioneros de la yerba mate, conocidos como taraferos. Hace una semana, una camioneta vetusta se quedó sin frenos y esa maniobra inconclusa, terminó con la vida de ocho de ellos, entre hierros retorcidos, fuego y tierra colorada.
En contacto con Plazademayo.com, los periodistas Claudio Salvador y Daniel Villamea, señalaron que la desidia y las condiciones de casi esclavitud en las que viven los taraferos son moneda corriente, tanto que apenas trascienden este tipo de noticias. Ocho muertos y 18 heridos fue el precio que se cobró esta vez la ausencia del estado y la indolencia empresaria. Además, en el grupo, había 14 menores de edad de los cuales murieron tres, lo que constata la existencia de trabajo infantil.
El camión colmado chocó sobre la ruta provincial 220 y no hubo más muerte sólo por error. Niños y adultos habían subido en Villa Bonita y en Campo Grande para partir a una jornada de doce horas de trabajo y unos 30 pesos de “salario” en mano. Lucas Da Silva (14), Fernando Piñero (13) y su papá José Francisco Piñero (42), Miguel Miranda (55) y su hijo Hugo Franco (33), Luis Godoy (33), Edgard Ferreira (17) y Fabián Da Silva (23) dejaron la vida en ese traslado infernal.
El conductor del camión Julio César Franco (38) y su hijo Renzo de 14 también sufrieron graves lesiones, el menor corre serio riesgo de vida debido a múltiples fracturas y traumatismo encefálico.
Fue tal el impacto, que ninguno de los 23 ocupantes resultó absolutamente ileso. Todos son oriundos de Villa Bonita, municipio de Campo Ramón. No viajaban mujeres y había un total de once menores, el más pequeño Santiago López, de tan solo once años. Según trascendió, el menor viajaba con su padre para tarefear, trabajo que realiza desde los ocho años.
Al notar que la catástrofe era inminente, varias personas saltaron del rodado y salvaron su vida, pero no fue el caso de Fabián Da Silva (23), quien cayó contra uno de los guardarrail móviles que están en la zona. Según testigos de la tragedia, al saltar el joven impactó su cabeza contra el metal del guardarrail y perdió la vida en el instante.
Un vecino, relató a Villamea la desgracia que le tocó presenciar: “Se quedó sin freno y me pasó raspando. El chofer iba gritando que salten, que salten, pero algunos no pudieron y pegaron de lleno contra el monte y la tosca. Era griterío nomás de esa gurisada, todos sangrados. Nunca vi nada tan feo. Sólo porque Dios es grande no murió más gente”.
El accidente se produjo en una zona de curvas y bajada. Si bien desde la Policía de Misiones indicaron que el chofer recorrió por caminos vecinales los 90 kilómetros que separan Villa Bonita del Salto Encantado, familiares de las víctimas señalaron que el camión transitó por la ruta Nacional 14, como solía hacerlo, sin que ninguna autoridad lo detenga pese a la prohibición de este tipo de traslados ya que hay una ley que dice que los tareferos tienen que viajar en colectivos y sentados.
Como suele suceder, existía un alerta del que se hizo caso omiso: Carmelo Rojas, secretario general de la Seccional 1155 de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores había denunciado en el diario El Territorio que “a pesar de las reiteradas solicitudes, es de conocimiento público las precariedades laborales que existen. Año tras año siguen vigentes los atropellos hacia los trabajadores el ámbito rural, pero especialmente en la cosecha de yerba mate, con altos porcentajes de trabajo en negro e informal, trabajo infantil y traslados en vehículos inseguros en Misiones y parte de Corrientes”.
Durante la tragedia, el gobernador Maurice Closs se llamó a silencio y ni siquiera extendió el pésame a las familias. En tanto, Ana Aguirre, intendenta de Campo Ramón, se mostró dolida por los alcances de la tragedia. “Mucho dolor siento al ver lo que pasó. Soy vecina y fue maestra de varios chicos en la Escuela 306, así que esto me golpeó mucho. Ahora hay que estar cerca de las familias, asistirlos y tratar de que se recuperen lo mejor posible”, indicó. Aguirre se hallaba en Buenos Aires, en una reunión de intendentes con el ministro de Planificación de la Nación, Julio De Vido, por lo que la tragedia la sorprendió a la distancia.
Una semana después, de manera oficial, se anunció que la provincia de Misiones comprará 100 colectivos del transporte urbano de pasajeros con el objetivo de venderlos, a través del otorgamiento de créditos, a las empresas yerbateras para erradicar los traslados precarios.El anuncio lo realizó Closs, quien además informó que se abrirá una oficina de control por Municipio, en la que trabajarán delegados del Ministerio de Trabajo y del Ministerio de Desarrollo Social. La sensación de que la decisión de Closs llegó tarde y fue apresurada por las muertes, es una constante y explica que los yerbateros confíen más en Dios que en cualquier otra cosa.