Villa 20: La justicia ordenĂ³ a Macri brindar asistencia a sus habitantes.

MĂ¡s de 21 mil personas “conviven con ratas y aguas servidas”

Publicado el 25 de Octubre de 2011

Por NĂ©stor EspĂ³sito
El fallo del juez Gallardo hizo lugar a una demanda de una ONG que denunciĂ³ al gobierno porteño por no garantizar las condiciones mĂ­nimas de dignidad y salubridad. Aseguran que la recolecciĂ³n de residuos es defectuosa.

La justicia le ordenĂ³ al gobierno porteño garantizar condiciones mĂ­nimas de dignidad y salubridad para los habitantes de la Villa 20. El juez contencioso administrativo y tributario Roberto Gallardo dispuso que la administraciĂ³n de Mauricio Macri debe garantizar “la recolecciĂ³n periĂ³dica de los residuos; establecer suficientes contenedores por cuadra para contenciĂ³n de los residuos domĂ©sticos; asegurar la limpieza, desobstrucciĂ³n y desinfecciĂ³n de las calles interiores; arbitrar los medios necesarios para que los vecinos del barrio no invadan los espacios pĂºblicos y calles con los cartones recolectados; desratizaciĂ³n y fumigaciĂ³n y en general realizaciĂ³n periĂ³dica del control de plagas.”
Gallardo, flamante jefe de los defensores oficiales porteños, hizo lugar a un planteo de la AsociaciĂ³n Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ). La ONG habĂ­a peticionado “un sistema de recolecciĂ³n de residuos en la Villa 20 adecuado que resuelva en forma transitoria (hasta tanto se concrete la licitaciĂ³n que se ha puesto en marcha y, por ende, se implemente un mecanismo definitivo) el problema del contacto de los habitantes de la villa con la basura”.
En la Villa 20, en el barrio de Villa Lugano, viven unas 6500 familias (mĂ¡s de 21 mil personas). SegĂºn la ACIJ, los residuos se concentran en “once puntos de acopio, donde, por costumbre, los vecinos arrojan sus residuos diarios, que luego son retirados. Tres de esos puntos de acopio son ‘piletones’ construidos con material de cemento, y los otros ocho no cuentan con recipiente o estructura alguna que contenga la basura, por lo que funcionarĂ­an a modo de pequeños basurales a cielo abierto.”
La recolecciĂ³n estĂ¡ a cargo del Ente de Higiene Urbana, que delegĂ³ la tarea en la empresa INTEGRA UTE. “El servicio prestado es insuficiente, y todos los puntos de acopio se encuentran saturados de basura que se desparrama por las adyacencias”, sostenĂ­a la presentaciĂ³n de la ACIJ. No obstante, el gobierno porteño “contestĂ³ la demanda argumentando que… la pretensiĂ³n carece de todo substrato probatorio”.
Gallardo habĂ­a dictado una medida cautelar mediante la que se instalaron “volquetes en cinco de los ocho puntos de recolecciĂ³n a cielo abierto”, y se efectuĂ³ “una limpieza completa de las calles interiores y de toda la Villa 20, fundamentalmente de la calle Albariños en particular, en la cuadra donde se encuentra el Comedor La Escuelita”. Pero la mejorĂ­a fue exigua. Entonces fue al fondo de la cuestiĂ³n: “Los habitantes de la Villa 20 no gozan en la actualidad de un hĂ¡bitat adecuado. Ello, sin desconocer, que la materia en debate –deficiente prestaciĂ³n del servicio de recolecciĂ³n de residuos–, es sĂ³lo un aspecto de la precariedad estructural de las zonas no urbanizadas de la Ciudad.”
El fallo resalta que “la responsabilidad del Estado local se funda en la obligaciĂ³n de proveer a sus habitantes de condiciones de higiene y seguridad –en sentido amplio– adecuadas. El Estado posee el poder-deber de imitar las conductas de los particulares a fin de establecer las reglas que permitan una convivencia pacĂ­fica, en condiciones de sanidad adecuadas.”
Pero “las condiciones de hĂ¡bitat de los habitantes de la Villa 20 resultan escandalosas, por desapegadas a mĂ­nimas pautas de sanidad. AllĂ­ se convive con las ratas y las aguas servidas, los mosquitos, las moscas y la basura –a montones– apilada en lugares de acopio a cielo abierto, que provocan grave riesgo de contraer enfermedades. Riesgo que, por otra parte, se viene materializando en distintas infecciones y enfermedades provocadas por bacterias y virus para los cuales la falta del higiene, constituye el caldo de cultivo propicio. Tal situaciĂ³n afecta sobre todo a los niños y niñas que juegan en la tierra y los basurales cotidianamente.” Pese a ello, el gobierno porteño “no se ha propuesto realizar un relevamiento sistematizado de las enfermedades que se registran en la zona, que sin embargo, son atendidas en forma permanente por el Centro de Salud y AcciĂ³n Comunitaria”. El fallo le recuerda al gobierno porteño que “el Estado es responsable por la prestaciĂ³n del servicio, siendo esta una responsabilidad objetiva de la que no puede excusarse”.
“Los habitantes de las villas de la Ciudad tienen derecho a gozar de un ambiente sano y en idĂ©nticas condiciones que el resto de los habitantes. El Estado local ha contraĂ­do una deuda social al no garantizar aquello a lo que, por naturaleza, se encuentra obligado”, añade el fallo, que deja librado a la administraciĂ³n local la forma en que prestarĂ¡ el servicio, pero advierte que sea cual fuere quedarĂ¡ bajo “el control de legitimidad y finalidad” de la justicia.

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