Juliana Di Tullio
La jefa del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Juliana Di Tullio, salió duramente al cruce de los sectores opositores que ya anticipan la resurrección del Grupo A para arrebatarle al kirchnerismo la presidencia de la Cámara baja, que ahora está en manos del kirchnerista Julián Domínguez, tras el recambio legislativo de diciembre. “La intención de fondo es dar un golpe institucional”, dijo la legisladora oficialista. El radical cordobés Oscar Aguad aseguró que “hay que ir por la presidencia de la Cámara, si la oposición consigue los 129 diputados (en la elección de octubre) y se pone de acuerdo.” Aguad se sumó así a su archienemigo provincial José Manuel de la Sota, que tras las PASO vaticinó que el resultado electoral “permitirá a quienes pensamos distinto pero podemos estar juntos tomar el control de la Cámara de Diputados para forzar el diálogo con la Presidenta”. En el mismo sentido se había pronunciado Francisco de Narváez –socio de De la Sota y Hugo Moyano en el PJ anti K– durante la campaña. Ayer, la conductora del FAP bonaerense, Margarita Stolbizer, y el macrista porteño Jorge Triaca coincidieron también en la posibilidad de reeditar la experiencia opositora de 2009.
“No quieren seguir mejorando la vida de la gente, la intención de fondo es dar un golpe institucional a la democracia”, afirmó Di Tullio. La diputada y candidata a renovar su banca en octubre en la boleta del kirchnerismo bonaerense criticó a los que “se llenan la boca hablando del respeto a las instituciones y lo primero que hacen es reinventarlas y ser absolutamente irrespetuosos”, y se preguntó “¿para qué quieren la presidencia de la Cámara?”. “Es un golpe institucional claro”, advirtió e insistió que es “a la primera minoría a la que le corresponde la presidencia de la Cámara al igual que la presidencia de las comisiones”.
Aguad, en tanto, salió a replicar a Di Tullio y dejó en claro su postura: “Quien resuelve quién preside la Cámara de Diputados es quien tiene más votos” y remarcó que “las mayorías no las cambian los dirigentes, sino el pueblo en las elecciones de medio término”, dando por sentado que en octubre el disperso y enfrentado conglomerado opositor será un solo bloque para arrebatarle al kirchnerismo –que mantendría su condición de primera minoría– el control de la Cámara baja.
“Era mayoría la oposición, pero no todos estuvieron de acuerdo. Si existe el número suficiente, yo creo que hay ir por la presidencia de la Cámara”, volvió a la carga el radical cordobés para justificar que el fracaso del Grupo A en 2009 se debió a que entonces los opositores se adueñaron de la mayoría en todas las comisiones legislativas en la Cámara baja y la mayoría de sus presidencias, pero no la presidencia del Cuerpo. Y reconoció que la magra cosecha del entonces Grupo A –cuya estrategia dirigía Elisa Carrió– sólo alcanzó, en los dos años que mantuvieron el control del Congreso, a sancionar como ley la implementación del 82 por ciento móvil para jubilados y pensionados que “vetó la Presidenta”. Aguad omitió decir que los opositores sólo buscaron el veto presidencial, ya que no incluyeron en el proyecto, como reclamaron varios de los propios integrantes del Grupo A, de dónde se sacarían los recursos económicos para su aplicación, como dice la propia Constitución.
“Acá lo que importa es quién tiene más de 129 diputados y ese elige el presidente de la Cámara”, insistió Aguad y esgrimió que existen “antecedentes” de renovaciones de medio término como “en el gobierno de (Fernando) De la Rúa, que perdió la presidencia provisoria del Senado, y creo que en el de Alfonsín pasó lo mismo”. Las dudas del cordobés responderían a que durante esos períodos la UCR no tuvo el control del Senado ni era la primera minoría en la Cámara alta.
Aguad se subió al reclamo que ya habían expresado otros dirigentes de distintos signos opositores. Entre ellos, De Narváez, quien en plena campaña insistió en que había que repetir la experiencia de 2009 –cuando él triunfó en la provincia de Buenos Aires sobre el propio Néstor Kirchner–, aunque esta vez también había que ir por la presidencia de la Cámara baja. El día después de la primarias, De la Sota también consideró que aunque “pensamos distinto”, todos los opositores podemos “estar juntos” y “tomar el control de la Cámara de Diputados”.
Ayer también adhirieron a la idea Stolbizer y Triaca. “Aunque no hemos discutido nunca esto –con sus actuales aliados–, un cambio en la correlación de fuerzas, eso se daría naturalmente”, arriesgó la líder del GEN en una entrevista radial y justificó su postura en la necesidad de conseguir un “Congreso equilibrado” contra los oficialistas “levantamanos” y el “tratamiento exprés” de los proyectos del Ejecutivo. “La tradición es que la primera minoría ejerza la presidencia”, reconoció el macrista Triaca ante la consulta radial, pero enseguida aclaró que, como en 2009, “un conjunto de bloques puede acordar una nueva mayoría”.
De todas maneras, las expectativas opositoras están depositadas en no sólo repetir sino ampliar en octubre el resultado de las PASO, para alcanzar el objetivo que hasta ahora los números no les permiten. Lo otro será la actitud que asuma el massismo, aunque sus integrantes ya tienen sobrada experiencia en el tema. Varios de ellos, como Graciela Camaño, Felipe Solá y Eduardo Amadeo –entre otros tantos–, fueron de los principales impulsores del Grupo A en 2009. Un pacto que entonces reunió a todo el abanico opositor, desde el PRO y la UCR hasta el PJ anti K y el CC, pasando incluso por el PS y Proyecto Sur.