• “Operación Serpiente Roja”: Isabel Perón, los traidores de la UOM y la CGT, los militares, la patronal de Martínez de Hoz y la Triple A contra los trabajadores de Villa Constitución

Por Carlos Petroni

La Operación “Serpiente Roja”, la represión feroz contra los obreros rebeldes de Villa Constitución, comenzó el 20 de marzo de 1975, en pleno gobierno de Isabel Perón. Participaron de ella fuerzas conjuntas reclutadas por la SIDE, que incluían a la Policía Federal, Provincial, Prefectura, Ejército y Gendarmería, grupos de choque entre los cuales iban armados los guardias pagados por las acerías de Martínez de Hoz (en el Directorio de Acindar y coordinador de la contraofensiva patronal).

En total mas de 4.000 efectivos de represion oficial.

Participaban más de 250 miembros de la Triple A (entre los que se contaban asesinos de la CNU, la JSP y otras organizaciones de derecha, así como miembros de los grupos dirigidos desde el Ministerio de Bienestar Social). Estos llegaron a Villa Constitución en sus propios vehículos y montaron su propio centro de operaciones en el corazón de la ciudad.

La burocracia de la UOM y otros gremios enviaron más de 200 “culatas” a participar de la operación. Estos fueron puestos a disposición de los jefes operativos de la Triple A.

Las órdenes firmadas por el Ministro del Interior Rocamora, el de Defensa Savino y López Rega, eran claras: ahogar en sangre a los obreros y activistas de Villa Constitución. Casildo Herreras (CGT) y Lorenzo Miguel (62), a pesar de que mantenían disputas de poder entre ellos, aparecieron unidos férreamente y públicamente en las reuniones del equipo centralizador de la operación y hablaron en los medios denunciando el “complot subversivo” entre los obreros.

Esto no era nuevo ni inusual para la burocracia sindical. Casi simultáneamente denunciaban a los delegados y activistas de Ford y otras grandes fábricas y alentaban a la patronal a despedirlos (Ford despidió 292) y al gobierno a encarcelarlos por reclamar sus derechos y exigir democracia sindical.


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La ciudad de Villa Constitución “se despertó invadida por miles de efectivos de las fuerzas represivas. Con una lista de los domicilios provista por la empresa Acindar, se lanzaron sobre las casas de cientos de activistas obreros. El operativo se extendió a lo largo del cordón industrial del río Paraná, pasando por el barrio de SOMISA de San Nicolás y las fábricas combativas del norte de Rosario.” Según testimonios recogidos por el historiador Cerruti.

Isabel Perón apareció públicamente en los medios y denunció un "complot de características inusuales en la Argentina". Y firmó decretos aprobando la operación.

Ese complot, según el comunicado oficial, pretendía paralizar la industria, amenazando a los obreros mediante el terrorismo para no ir a trabajar.


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Decía: "La gravedad de los hechos es de tal naturaleza que permiten calificarla como el comienzo de una vasta operación subversiva terrorista, puesta en marcha por una deleznable minoría nacional". Los diarios del 21 de marzo, titularon, La Opinión: "Denuncian que fue desbaratado un complot destinado a paralizar la industria pesada", y Mayoría: "Denuncian amplio plan subversivo". (Fuentes citadas del trabajo de Cerruti).

Toda la Comisión Directiva de la UOM de Villa Constitución con Piccinini a la cabeza fue encarcelada junto a cientos de activistas. Cuando llegó la noticia a las fábricas, los metalúrgicos paralizaron la producción. Los obreros, en estado de asamblea permanente, ocuparon nuevamente los establecimientos.

Así narra los hechos Cerruti: “Comenzó así una larga y dura huelga con movilización por la libertad de los presos y la devolución del sindicato. Cuando la Prefectura rodeó la fábrica, los obreros se replegaron a los barrios. Un Comité de Lucha de las fábricas y barrios encauzó la enorme participación y solidaridad de toda la zona. Se inició una resistencia de dos meses donde todos aportaron al fondo de huelga y a las masivas marchas del 16 y 22 de abril en el centro de Villa, respondidas con más represión.”

Por las noches actuaba la Triple A invadiendo domicilios de conocidos activistas y buscando eliminarlos físicamente. Se encontraron en muchos casos con grupos improvisados de auto defensa que los obligaron a retirarse sin su presa, pero en otros casos lograron su objetivo.

El gobierno de Isabel y López Rega, con el apoyo de la CGT y las 62 Organizaciones, “estaba decidido a terminar con el movimiento obrero combativo. Aceptando el costo político del operativo que dejó a los dirigentes de Villa presos y sin abrir el diálogo. Los metalúrgicos volvieron a las fábricas el 19 de mayo, sufriendo más bajas entre despidos y asesinados. “

El plan represivo se denominó Operativo Serpiente Roja, y fue uno de los mayores ejemplos de Terrorismo de Estado, sus fuerzas de seguridad, la burocracia sindical, los grupos de Tareas de la Triple A y con la colaboración irrestricta de los empresarios para atacar a la clase obrera.

Una columna de 105 Ford Falcón cargados de policías, miembros de la Triple A y matones sindicales invadieron la ciudad. En los dormitorios de solteros de Acindar, se montó el primer campo de concentración, en un adelanto de lo que haría luego la dictadura del 76. Fueron cientos los detenidos y más de veinte los asesinados. Incontables los torturados y golpeados. Muchos trabajadores fueron obligados a marcharse de la ciudad con sus familias como rehenes.

La represión contaba con apoyo de la jerarquía Católica a nivel nacional y también participaba en ella el cura local, Samuel Martino.

Cerruti cita el testimonio de Carlos Sosa, miembro de la Unión Ferroviaria: “El 16 de octubre secuestraron al delegado Julio Palacio, a la doctora De Grandi y a un pastor, Carlos Ruesca. Los fusilaron, y aparecieron los cuerpos mutilados, a la doctora le cortaron los senos, a los hombres los testículos y los tiraron en Albarellos para que todo el pueblo los viera.”

Durante el conflicto de 1974 y luego bajo el imperio de la represión de 1975, fue notable la solidaridad recibida por los trabajadores de Villa de obreros, estudiantes, grupos y partidos de izquierda que hicieron llegar fondos, enviaron voluntarios para proteger algunos de los activistas de Villa e incluso algunos de ellos resultaron muertos o encarcelados. En todo el país, la victoria primero, y la feroz represión y derrota luego, fue vivida como propia por todos los luchadores,

Un año después, Alfredo Martínez de Hoz renunció a su puesto en la dirección de Acindar, y asumió como ministro de economía de la dictadura. Lo reemplazó el General Alcides López Aufranc, quien en 1969, había encabezado la represión del Cordobazo.

En esa jornada, durante un cóctel en su honor, aprovechó para brindar por los 23 delegados de Villa Constitución que “ya no joderán más porque están bajo tierra”.

Se estima que en Villa Constitución fueron detenidos mas de 500 personas, un centenar de las cuales pasaron largos años en prisión, tanto bajo el gobierno de Isabel como bajo la dictadura y que la Triple A primero, como los Grupos de Tareas de la dictadura después, asesinaron, secuestraron y /o desaparecieron a mas de 50 trabajadores, miembros de organizaciones solidarias y otros.

Un poco de historia:

La derrota de la huelga de ACINDAR en 1970 en Villa Constitución marco a fuego a los trabajadores. Los delegados despedidos y el sindicato negociaron un acuerdo de dinero para traicionar la lucha. Jamás se olvidaría. La burocracia nacional de la UOM intervino la seccional.

Primero en forma secreta, después abiertamente, los trabajadores comenzaron a reorganizarse, formaron el Movimiento de Recuperación Sindical (MRS), ganaron la interna de la fábrica y varias luchas reivindicativas. Obreros de otras fábricas comenzaron a unirse al MRS.

Ganaron después luchas mayores a pesar de la burocracia interventora y la nacional del sindicato y la represión patronal. En 1974 ganan todo: las luchas y la seccional del sindicato bajo el nombre de LISTA MARRON. Los participantes eran una coalición donde militaban peronistas de izquierda, miembros de la OCPO y del PRT, el PST, Montoneros y muchos independientes.

La base del éxito fue la democracia obrera, las asambleas decisorias, ganarse a gran parte de la población de Villa Constitución, extenderse a otras fábricas del gremio y aliarse con las seccionales locales y fábricas de otros rubros y sindicatos. Se estaba forjando una nueva dirección que enfrentaba no solo a la burocracia de Lorenzo Miguel y la CGT nacional sino al propio gobierno de Isabel y López Rega.

Las tácticas de toma de empresas, la movilización popular, la organización barrial de apoyo, la circulación periódica de informes a los trabajadores y la población, la creación de comités de lucha o comités de huelga jugaron un papel preponderante en las victorias y sirvieron en gran medida en la resistencia cuando sobrevino la contraofensiva gubernamental-patronal.

Los trabajadores de Villa Constitución amenazaban en conformarse, junto a Ongaro de Gráficos, los de SMATA Cordobés, la CGT de Salta, los bancarios del Nación, Luz y Fuerza de Tosco y miles de comisione internas, cuerpos de delegados y representantes de centenares de gremios que eran combativos y clasistas, en una nueva dirección de la clase trabajadora.

Y esta nueva dirección no sería peronista aunque algunos provenían de allí, por primera vez desde la posguerra. Así lo planteaban organizaciones de base y partidos de izquierda como el PST. Otros dudaban y los dirigentes mas reconocidos por entonces se hicieron para atrás ante el peso de la responsabilidad de asumir como dirección alternativa. Eso no quitó sin embargo, que el solo debate en reuniones nacionales de delegados, sindicatos y grupos de activistas aterrorizara al gobierno y los usurpadores de los sindicatos.

A ese surgimiento de una nueva dirección era lo que más le temía el gobierno de Isabel, los militares y la burocracia sindical. Por eso desataron sobre los trabajadores metalúrgicos y sobre Villa Constitución una feroz ofensiva donde el asesinato, la cárcel, las torturas fueron todas armas utilizadas para tratar de hacer retroceder a los trabajadores.

Villa Constitución fue territorio ocupado durante la dictadura, pero quien le facilitó a la patronal la masacre, fue el gobierno de Isabel que tambien ocupo la ciudad con matones y policias, militares y terroristas de derecha.

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