El tren rionegrino que lucha por reactivarse.

por Pedro Caram desde Río Negro | 19.09.10

El ferrocarril argentino pasó del apogeo a la decadencia, estaciones abandonadas, vagones destrozados, vías en mal estado; sin embargo algunos servicios buscan recuperar su rol esencial para la comunicación entre las ciudades. Es el caso del Tren Patagónico que quiere conectar Plaza Constitución con Bariloche.

El Tren Patagónico sueña con conectar Buenos Aires y Bariloche. Foto: Marcelo Ochoa

Tren Patagónico SA pretende que su servicio vuelva a “andar sobre rieles” y sueña con conectar Plaza Constitución con Bariloche. La empresa rionegrina, que a mediados de los 90 se hizo cargo del tramo que une Viedma y la ciudad andina, a través de la fría e inhóspita “Línea Sur”, se propone dejar atrás su larga historia de descarrilamientos frecuentes, demoras constantes, locomotoras poco confiables y vías inseguras, para recuperar su rol esencial para la comunicación entre los extremos de esta amplia provincia.
Debieron transcurrir dieciseis años desde el traspaso de este segmento del Ferrocarril Roca a manos provinciales para que los números y el servicio empezaran a mostrar signos positivos. “Los recursos genuinos crecieron un 35 por ciento entre 2009 y 2010, tenemos cuatro locomotoras operativas y todos los servicios se están cumpliendo en tiempo y forma”, afirmó Luis Longo, vicepresidente de la empresa estatal.
Los avances, mirados a la distancia, podrían parecer poco significativos, sobre todo si se tiene en cuenta que el mejoramiento económico no evita que el Tesoro Provincial deba aportar anualmente 18 millones de pesos para mantener la actividad, que ese número de máquinas es insuficiente para cubrir 800 kilómetros de vía férrea y que el arribo a horario a las estaciones no debería ser una situación destacable para un servicio ferroviario.
No obstante, en el caso puntual de Tren Patagónico, estas evoluciones representan un gran avance si se considera que en los últimos años el deterioro del material rodante fue brutal, la falta de mantenimiento de vías provocó hasta ocho descarrilamientos en un año y los ingresos eran exiguos por la falta de confianza de los pasajeros que recurrirían al transporte automotor y la imposibilidad del cumplimiento de compromisos en el transporte de carga.
El acarreo de piedra caliza desde Aguada Cecilio a la fábrica de carbonato de sodio Alcalis de la Patagonia, ubicada a seis kilómetros de San Antonio Oeste, sigue siendo, como desde hace más de un lustro, el principal ingreso por al tren rionegrino. “Más del 50 por ciento de nuestra facturación proviene de Alpat”, informó Longo. Hace un par de años, ambas empresas convinieron en que se pague una tarifa plana por tonelada de caliza transportada, lo que genera que, al mejorar el servicio, se incrementen los ingresos.
El funcionamiento de la firma continúa siendo deficitario. La intención del Estado Provincial ha sido, como siempre, mantener el tren para brindar una posibilidad de transporte económico a los pobladores de la región sur, afectados por las inclemencias climáticas y el mal estado de los caminos.
Pero en esta década y media, la pretensión se cumplió a medias. Con menos de 200 empleados, muchos de ellos precarizados, sin convenio colectivo de trabajo, con sueldos muy bajos y sin capacitación, el mantenimiento del tren era apenas una ilusión. Los inconvenientes se sucedieron a cada paso, en una provincia en la que las finanzas siempre estuvieron ajustadas y si apenas había presupuesto para educación, salud o seguridad, mucho menos habría para el servicio ferroviario.
Para colmo, desde el Estado Nacional nunca hubo acompañamiento con este fin, por lo que la situación del tren rionegrino ingresaba cada año en una zona más oscura, con un futuro menos alentador.
Sin embargo, todo indica que desde el año pasado Tren Patagónico cambió el rumbo. El presidente Yamil Direne -que ocupa además el cargo de intendente de Valcheta, una localidad de unos 8 mil habitantes- ha delegado algunas funciones en el vice Longo, que estableció lazos con los trabajadores. Los obreros volvieron a agremiarse en la Unión Ferroviaria y La Fraternidad y han podido recuperar derechos perdidos.
La voz de los trabajadores
Ernesto Tapia, delegado del primero de esos sindicatos, reconoció que la incorporación del nuevo directivo aceitó las relaciones con la patronal. “Se han mejorado un poco los salarios, se pasó gente a planta, ya no hay planes y el diálogo ahora es bueno”, destacó el sindicalista. También afirmó que “las máquinas andan medianamente, se han mejorado las grúas y aunque pueda quedar algún riel en mal estado se están mejorando las vías”.
En el mismo sentido se expresó el representante del gremio de los conductores, José Güenomil, quien aseguró que “se incorporaron 11 nuevos maquinistas y ayudantes, además se da participación al sindicato en algunas decisiones. Se mejoraron los servicios y como se verá ya no salimos en los diarios porque estamos andando a horario”.
Reconoció que “faltan algunas cosas pero hoy tenemos activa participación, se firmó el convenio colectivo de trabajo, se abren paritarias, además se cumple con la jornada laboral y se reabrió la comuna de Ramos Mexía, donde hacemos los relevos, por lo que ya no tenemos que hacer los enormes viajes que hacíamos antes, con el riesgo que eso significaba”, explicó el conductor.
De la precarización de años atras, cuando un conductor unía Jacobacci y Viedma sin descanso, a esta situación actual, el avance es significativo. Como también lo es el cumplimiento de los horarios y que ya no se sucedan con frecuencia los descarrilamientos que, hace algún tiempo, llevaron a decir a un alto directivo del tren que “por suerte Dios está de nuestro lado”, porque a pesar de tantos accidentes, no hubo víctimas fatales.
Así circuló Tren Patagónico durante años. “Atado con alambre”, podría decirse. Con locomotoras humeantes por los motores fundidos, casi tanto como sus finanzas. “Las máquinas están reparadas a nuevo”, admiten hoy directivos y gremialistas.
Sin dudas, al recorrido le restan varios kilómetros para que la situación sea ideal. Para mejorar aún más, la empresa presentará al Tesoro Provincial un proyecto de inversión trianual, por un monto total de 25 millones de pesos, destinado a recuperación de infraestructura férrea, con durmientes y terraplenes.
Relación con la Nación
Pero la máxima expectativa está centrada en el mejoramiento de la relación con Nación. “Miramos con cierta ansiedad algunos procesos que se dan a nivel nacional. Este gobierno incluyó el tema ferroviario en la agenda, no es el escenario de los 90 donde se desarticularon los ramales, hoy hay presupuesto que se destina a los ferrocarriles”, se ilusiona Longo. Por eso mantienen frecuentes reuniones con el subsecretario de Transporte Ferroviario, Antonio Luna, para avanzar en proyecto comunes.
“Río Negro tiene la concesión del ramal por varios años más, por lo que estamos observando cómo avanza la implementación de la nueva empresa ferroviaria del Estado Nacional SOFSE y de la Administración de Infraestructura Ferroviaria y cómo podrá repercutir eso en nuestro funcionamiento”, sostuvo Longo, con cautela.
Güenomil, en cambio, le puso palabras a sus sueños.“Ojalá que este acompañamiento de Nación permita volver a correr trenes de Plaza Constitución a Bariloche, como hace 20 años”, afirma, esperanzado. Sueño distante aún, pero no tanto como hace un lustro.

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