En la práctica de hoy en la Universidad de Pretoria reinó el buen humor. Jugaron azules contra naranjas. Los primeros perdieron 3-1 y tuvieron que cumplir con su condena: someterse a los pelotazos de sus compañeros ganadores.
La Selección Argentina vive su hora más feliz. Se pudieron ver los últimos 15 minutos de la práctica vespertina de hoy y allí se jugó un partido en espacios reducidos (con los arcos en la puerta del área grande) donde abundaron las risas.
Estaba claro que había una apuesta en juego. Por eso cuando Palermo abrió el marcador con una volea, los de pechera azul festejaron como si el Titán hubiese abierto el marcador en la mismísima final del Mundial.
Pero después Maradona, un improvisado árbitro, lejos de su mejor estado físico, cobró a la distancia un tiro libre para los de naranja, cerca del arco que custodiaba Andújar. Después de mil empujones para formar la barrera, Tevez aprovechó un hueco y sacó un derechazo inatajable para poner el empate.
"Pipa, largá el Dormicún", le gritaban a Gonzalo Higuaín cuando se le escapó una pelota cerca de la raya, en el partido en el que los jugadores estaban obligados a jugar a dos toques. Y un "pateá guacho", terminó de convencer a Messi de sacar un derechazo que terminó en la red y puso el 2-1 para los de naranja.
Se terminaban los escasos 15 minutos del fulbito que armó Maradona. Y los de naranja ya saboreaban la dulce victoria, mientras que los de azul buscaban el empate para evitar la dolorosa derrota. Un sablazo cruzado de Higuaín cerró el 3-1 y ahí comenzó la ejecución...
Los azules se pararon sobre la línea del arco, allí se sumó Maradona, solidario con los pobres derrotados. Y los de naranja se relamían mientras acomodaban las pelotas en línea para el fusilamiento. Fue una masacre. La noche y la temperatura habían caído en el campo de juego de la cancha principal del HPC de la Universidad de Pretoria, y un pelotazo sobre la piel quema, pica y duele.
Cuando terminó el bombardeo, los de azul, ya enrojecidos, aprovecharon los rebotes para responder, pero los de naranja ya estaban del otro de la cancha... Una imagen de un equipo unido, metido y feliz.
Fuente: Clarin.com