Un final lleno de sinsabores, acorde a la temporada.

Lanús perdió uno a cero ante Independiente y quedó afuera de la Copa Sudamericana. El equipo jugó mal ante un rival que no parecía demasiado complicado. El Grana cierra una temporada bastante particular, con una gran cosecha de puntos pero sin estilo de juego ni el logro de ningún objetivo.

   Se terminó la 2009-10. Una temporada que verdaderamente reviste muchos conceptos desde todas las ópticas a la hora del balance porque, ante todo, Lanús es subjetivo para todos nosotros (nos importa y mucho) y porque de este plantel se podrá recordar que sacó muchísimos puntos, pero que practica un estilo de juego ni siquiera soporífero, que no logró siquiera ganar un partido lugareño y ni que hablar de las incursiones coperas, con eliminación con escándalo en ambas y con un papel en el campo lejos de las expectativas de todos (dirigentes, socios e hinchas).
   El Grana llegó al cierre con la necesidad de ganar y esperar un resultado de Rosario (que finalmente llegó) como para meterse en la Copa Sudamericana y, de alguna manera, coronar un verdadero campañòn desde los números (60 puntos, uno menos que Velez, que tiene el mejor plantel de la Argentina).
   En ningún momento, como casi nunca en la temporada (solamente en los últimos minutos contra San Lorenzo, cuando después de haberse puesto arriba en el marcador el equipo siguió yendo por más) el equipo mostró en el campo la carga agonística que el partido parecía tener, por tratarse de una supuesta final. Y usamos esos términos, porque aquellos que se acercaron hasta Avellaneda para alentar al equipo fueron los primeros en comprarlos, en base a las declaraciones vertidas por los integrantes de este plantel y en base a ese precepto ambicioso de superación permanente que el Club lleva a la práctica en casi todo lo que encara (menos en el fútbol en los últimos 2 años).
   El Grana fue una sombra. Un equipo que parecía darle lo mismo ganar que perder. Jugadores fuera del partido, una actitud generalizada de fuego lento, como buscando encontrar el triunfo y no buscándolo activamente. Entiendase una postura pasiva ante las circunstancias a diferencia de una activa. Tuvo la chance a través de un penal, en el que Salcedo hizo todo bien menos la resolución final y del cual nada se puede reprochar, ya que siempre los ejecutó así y hasta el Pepefalló penales. Se admite sin discusión, es una circunstancia de juego como cualquier otra. Lo que cuesta admitir es la poca convicción con la que se encaró un supuesto partido definitorio.
   En el complemento, poco cambió a pesar de que los ingresados Aparicio y Castillejos se movieron mejor que los titulares. Pero nada. Trotes pasivos a la hora de ejecutar los corners. Demoras en cada saque de arco. No se veía en el campo un equipo comprometido con el mensaje de jugar una final ante Independiente.
   Pasaron los minutos y llegó el gol de los locales. En los últimos tres minutos, parecieron entender los jugadores de Lanús que se quedaban afuera, pero eseínfimo manojo de buenas intenciones que mostraron resultó totalmente insuficiente. El Grana perdió ante un rival que no jugaba por nada y se quedó sín la clasificación a la Copa.
   El balance es ambiguo. Tanto el de esta temporada como el del proceso. Se podrá decir con total justicia que la cosecha de puntos es excelente, que Luisitohizo magia con este equipo sacando 60 puntos, que en su trayectoria como DT lleva 135 puntos en dos temporadas y convierte a Lanús en el mejor equipo argentino de los últimos dos años (desde lo cuantitativo). Algunos, dirán con justa razón, que toda la vida estuvimos mucho peor, que nos fuimos la C, que Platense repitió ejecutor en el ‘77, que Ovejero fue al bombo en la Plata en el ‘68, que contra River en el ‘56 los jugadores no volvían en el segundo tiempo y me remontaría incluso que en el ‘49 jugando bien al fútbol, Huracán nos mandó al descenso gracias a su peso en la AFA y toda una matufia enorme haciéndonos jugar cuatro partidos.
   También es cierto que el equipo no juega absolutamente a nada. Que hace dos años que Lanús perdió su identidad futbolística, esa que le hizo cosechar admiradores de todas las camisetas de la patria futbolera. Ya ni siquiera juega algolpe por golpe, con el que con un equipo lleno de individualidades te demolía y casi araña la tercer estrella a fines de 2008.
   Tampoco potencia a sus jugadores de inferiores. Hoy el equipo carece de líderes y se ve en la cancha, cuando tiene que ganarle a Universitario de Perú y no lo consigue. O cuando repite performance ante el vapuleadísimo Independiente delTolo Gallego. Ni siquiera potencia a sus figuras. ¿Blanco acaso juega mejor que en el 2007 cuando era un proyecto? ¿Aguirre? Ni que hablar de la incineración prematura sufrida por Quintana y Faccioli. Con la carencia de líderes que sufre el plantel, sumado al desapego absoluto de algún estilo de juego, se pone en riesgo a una excelente cosecha de proyectos como lo son Erramuspe, Lugo, Pizarro, Carrasco, Aparicio y Díaz. ¿No habría que revisar la ejecución del proyecto? Todos estos factores, sumados a un discurso hiperconformista (“hay que valorar que hoy en día Lanús pueda poner en la Copa a un Marchesín, un Erramuspe, un Pizarro, un Díaz en la Copa Libertadores”, Luis Zubeldìa, después de la temprana y escandalosa eliminación de la última edición), verdaderamente espantan a muchos de las tribunas y cada vez son menos los que, a pesar de todo lo bueno conseguido durante estos años, siguen incondicionales a Luisito.
   Todo proceso requiere su revisión. Y no es tirar todo por la borda. Por el contrario, es focalizarse en repetir lo bueno y mejorar los errores lógicos que se puedan cometer. Sìn dudas que también le toca su responsabilidad a la dirigencia. ¿En que? En bajar un mensaje claro y establecer pautas de cumplimiento. Todo esto, escrito desde la presunción de que se persigue un crecimiento permanente, una evolución futbolística acorde al crecimiento institucional del Club. Lanús es un gigante desde lo social. Y el fútbol, el motor del corazón de ese monstruo divino, debería acompañar ese crecimiento. Sino, estaríamos vendiendo humo, comprometiéndonos desde los micrófonos a una cosa y desde la realidad, exhibiendo otra completamente distinta.
   Se viene el receso, época de balance. No todo esta mal. Por el contrario y como dijimos anteriormente, Lanús arranca primero en el descenso, sacó 135 puntos en dos temporadas (más de 50 puntos de diferencia con River, el último, y el equipo más ganador en la historia del fútbol local), tiene un plantel nutrido de jugadores propios y no cuenta con jugadores a préstamo. También es cierto que perdió su estilo de juego, el que lo llevó a lo más alto y el que potenció a sus valores, y en los últimos tiempos, carece de líderes, y no cumplió con ningunas de las pautas establecidas en la previa (no peleó campeonatos y sus incursiones internaciones no fueron ni siquiera acordes a las expectativas mínimas). El protagonismo lo terminó teniendo por decantación, por una coyuntura que benefi

cia a los clubes ordenados y de la cual Lanús no le está sacando el provecho que debería sacarle. Que el árbol no tape al bosque. En ninguno de los aspectos, ni el contemplativo ni el más exigente. El proceso requiere su revisión. Es la lógica conclusión a la que se llega, después de hacer tanto y que sirva para tan poco.
Por Gastón Cuccaro

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