México: El secuestro del "jefe Diego" conmociona al país

Una de las caras más populares de la política mexicana desapareció dejando tras de sí una camioneta abandonada, algunos objetos personales tirados por el piso y un rastro de sangre. Diego Fernández de Cevallos, conocido como "el jefe Diego", habría sido secuestrado, aunque todavía sus captores no solicitaron rescate. Polémico, provocador, cortante y directo, este ex senador y ex candidato a presidente confiaba en que nada le ocurriría y se manejó siempre sin escolta. En medio de una de las olas de violencia más sangrientas de los últimos años, la desaparición del "jefe Diego" conmociona a la sociedad mexicana.

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El secuestro del político mexicano conocido popularmente como "el jefe Diego" conmocionó a la sociedad mexicana.

Desde el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio en 1994 y el crimen que le costara la vida al presidente del PRI, Francisco Ruiz Massieu, ese mismo año, México no era sacudido por un acto criminal como el del pasado viernes 14 de mayo –destapado en el mediodía del sábado-, en que se supo de la desaparición de Diego Fernández de Cevallos, ex candidato presidencial del oficialista Partido Acción Nacional (PAN), y figura clave en la política del país de las últimas dos décadas.
“El jefe Diego”, como se le conoce popularmente, habría sido secuestrado entre las 11 de la noche del viernes pasado y la madrugada siguiente cuando llegó sólo a la casa de su rancho ubicado a dos horas del Distrito Federal, y fue secuestrado en el garaje al bajar de su camioneta Hummer.
A primera hora de la mañana fue encontrado su vehículo blanco con una de las puertas abiertas, y en su interior y junto a la camioneta se hallaron algunos objetos personales del abogado y empresario como documentos, un par de lentes y una lapicera fina con su nombre grabado.
Lo que ya no generó duda en los investigadores de que se trataba de un secuestro fue el rastro de sangre hallado en la Hummer y en una tijera. Las primeras pericias indican que sería suya.
La repercusión de los rumores que hablaban de desaparición como también de asesinato en las primeras horas del sábado fue de tal impacto que el presidente Felipe Calderón demoró en la tarde una hora su salida hacia España, mientras que los principales noticieros radiofónicos tuvieron a sus periodistas estrellas informando todo el día con lo poco que se sabía sobre la situación del ex senador.
Desde entonces, la información se ha ido diluyendo hasta el silencio absoluto, en tanto miembros del Ejército, la policía federal y la policía del Estado de Querétaro trabajan en forma conjunta para dilucidar qué ocurrió la noche del viernes 14.
Fuentes oficiales citadas por el diario La Jornada afirman que fueron encontradas huellas de dos camionetas de tipo Tahoe, lo cual hace especular que se trató de un comando. Este tipo de vehículos suelen ser usados por bandas criminales de narcotraficantes.
El secuestro es una de las 22 actividades criminales en las que opera el narcotráfico en México, de acuerdo con investigaciones del especialista uruguayo Edgardo Buscaglia, pero en un país que junto a Colombia encabeza la tasa de crímenes de este tipo en América Latina y que es una de las más altas del mundo, sólo el nombre de la figura de Fernández de Cevallos no lo hace un caso más.
Provenga del crimen organizado o de la delincuencia común –nadie se ha atribuido el secuestro ni ha solicitado rescate-, y aunque nunca se pueda descartar que sea político –pequeños grupos armados aún persisten en las sierras de los estados de Guerrero y Oaxaca-, cualquier hipótesis sobre los autores de su desaparición sería creíble si se siguen las estadísticas del secuestro en México.
De las pocas cifras confiables sobre delitos, el Instituto Ciudadano sobre Estudios de la Inseguridad (ICESI) indica en un trabajo de 2008 que se cometen un promedio de 17 secuestros al día en el país, aunque los números pueden ser engañosos. El ICESI estima que la “cifra negra” o de casos no denunciados es de 9 por cada secuestro declarado a las autoridades.
Polémico, provocador, dicharachero, cortante y directo, Diego Fernández de Cevallos confiaba en que nada debía y que si alguna vez sería blanco de algún ataque físico no se salvaría, por eso siempre se negó a llevar escoltas, y él mismo manejaba sus vehículos. Así fue en 1994 cuando obtuvo 10 millones de votos y salió en segundo lugar detrás del priista Ernesto Zedillo, o cuando fue senador hasta hace pocos años.
A los 69 años, “el jefe Diego” miraba la política de reojo, sin apariciones públicas habituales desde que se distanció de Felipe Calderón en 2006. Después de dejar el Senado ese año se retiró a sus actividades ganaderas y de abogado litigante.
Con medio siglo de militancia entre los sectores conservadores del PAN, desde la política o la abogacía siempre estuvo sentado a la mesa de las decisiones políticas más relevantes de México, especialmente desde mediados de los años 80.
Votó a favor de quemar las boletas de las cuestionadas elecciones presidenciales de 1998 que le dieron el triunfo a Carlos Salinas de Gortari –luego se le acusó de recibir a cambio terrenos de alto valor en Acapulco quitados a campesinos-, y desde su partido ocupó un rol destacado en respaldar las políticas de apertura económica y privatizaciones del gobierno salinista.
Fue un operador clave para que en 2006 se aprobara en el Congreso la denominada “ley Televisa”, proyectada desde las oficinas de la poderosa televisora para que no se tocaran sus concesiones y que luego la Corte Suprema de Justicia debió anular.
Entre bambalinas, y aún con el cargo de coordinador de los senadores del PAN, fue señalado por el empresario constructor argentino Carlos Ahumada, como parte de una operación política en la que se involucró al ex presidente Carlos Salinas de Gortari, para tratar de impedir que el izquierdista alcalde del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, se presentará a las elecciones presidenciales de 2006.
Su biografía no dista de polémicas como señalar despectivamente de “viejerío” a las mujeres o “calzonudos” a los campesinos, y litigar contra el Estado y ganarle juicios millonarios a pesar de ocupar el cargo de Senador.
También fue sonada su defensa en 1996 del Grupo Financiero Anáhuac intervenido por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en el que era inversionista el narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, y de cuyo consuegro se comprobó que recibió un pago escandaloso.

Hallan cuatro cuerpos decapitados en el norte de México

La policía encontró los cadáveres decapitados de cuatro hombres jóvenes en el estado de Durango.
La policía local dijo que las cabezas de los hombres estaban sobre el capó de una camioneta tipo pickup dejada el sábado por la noche en el estacionamiento de un centro comercial en la ciudad de Gómez Palacio.
Un policía estatal —que habló bajo condición de guardar el anonimato porque no tiene autorización para hacer declaraciones sobre el caso— dijo a la agencia AP que los cadáveres se encontraban en la parte trasera de la camioneta.
Un mensaje colocado en el parabrisas del vehículo, presuntamente firmado por el grupo delictivo de los Zetas —integrado por desertores de grupos de elite de las fuerzas armadas mexicanas-, afirmaba que los jóvenes fueron asesinados por estar involucrados en un ataque a un bar en la vecina ciudad de Torreón, ubicada en el estado de Coahuila, en el que murieron ocho personas el sábado antes del amanecer.
El agente indicó el domingo que los parientes de los fallecidos dijeron a las autoridades que los cuatro hombres, de entre 18 y 20 años, eran estudiantes universitarios en Gómez Palacio.

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