*Por Enzo F., torturado un mes atrás por la policía santafesina en Rosario.
El lunes 13 de mayo un amigo me invitó a tomar una gaseosa en la esquina de mi casa. Le avisé a mi viejo que me iba y cuando salgo para encontrarme vi que a una cuadra había dos agentes del Comando Radioeléctrico hostigando a mis amigos. Me acerqué y les pregunté por qué los habían parado y uno de ellos me respondió: “Por portación de cara, Chino”. Uno de los policías dijo de mala manera que me vaya, pero como le contesté que estaba hablando con mi amigo en la vía pública me tiró contra el patrullero, empezó a revisarme y me pidió el documento de identidad. Le contesté que no lo tenía, pero que me sabía el número y que legalmente, según el artículo 19 de la Constitución Nacional, no tenía la obligación de llevarlo encima, lo que empeoró la situación ya que me sacaron la remera, me taparon la cabeza, y al mismo tiempo que me esposaban decían “ahora te vamos a enseñar tus derechos”.
Me subieron al móvil y les dijeron a mis amigos que avisen en mi casa que tenían que ir a buscarme a la Comisaría 32º, pero cuando llegamos a destino me di cuenta que no era esa Seccional sino que me habían llevado con la cabeza tapada a la 14º. Allí me metieron en un baño, me obligaron a sacar la ropa y empezaron a pegarme durante un buen rato. Uno me sostenía y otro me golpeaba, sobre todo en la cara, que me quedó marcada e inflamada. De mis pertenencias me robaron una cadena de oro que era de mi mamá. Llevaba puestas pulseras de tela, las cortaron con una navaja. Los lentes que tenía puesto, los quebraron a golpes. Además me insultaban todo el tiempo, ”zurdo de mierda” gritaban.
Le decía a los policías que era menor pero me seguían pegando. Sabía que es un derecho fundamental cuando detienen a alguien que es menor que al menos lo dejen comunicarse con su padre o madre: nada de eso hicieron.
En el momento en que me estaban golpeando llegó mi papá, que había ido directamente a la Comisaría 14º imaginando que podía llegar a estar ahí, y no en la 32º como le habían dicho. Cuando entró escuchó mis gritos de que por favor dejeran de pegarme. Preguntó a la oficial de guardia por qué me habían detenido y le respondieron que “por zurdo, por no querer a la policía”, igual a lo que decían mientras me pegaban. Como si fuera poco, los mismos dos agentes del Comando Radioeléctrico me trasladaron por razones de jurisdicción a la Seccional 32º, donde luego de tres horas fui liberado tras atribuirme el delito de “desacato a la autoridad”.
Me sentía un preso político, como si hubiese sido en la dictadura. Ya que te lleven por tener un pensamiento de izquierda… Tengo miedo que vengan y me puedan hacer algo. Que me metan en un auto y me hagan desaparecer. Cuando me pegaban decían que iba a terminar como Maldonado. Parece que ellos también saben que Santiago no se ahogó solo. Si hubiese estado vestido con jean y camisa y no tenía gorra me habrían dicho «andate y listo».
Hoy sé que quiero justicia y que ¡Nunca Más le peguen a un pibe por su forma de pensar!
Fuente: http://www.lapoderosa.org.ar/