MUJER ES PUEBLO #NIUNAMENOS

Las mujeres han sido protagonistas invisibles de todas las grandes conquistas. Aún así,  se les siguen vedando los puestos de poder. El arraigo de la división de tareas, las varas de la masculinidad. Persecución, muerte e invisibilización. Cecilia “Checha”  Merchán, que coordinó el área de lucha contra la trata de personas, y lleva años pensando en ese vértice entre la lucha del pueblo y contra el patriarcado, analiza los estereotipos y dificultades para caminar hacia otra forma de organización con un gobierno neoliberal.

Por Eliana Cabezas Carpintero / Fotos: Agustina Moraga

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Hay un sustento simbólico del que parten las desigualdades de género. Los femicidios son su máxima expresión, y hace un año, el 3 de junio, generaron un hartazgo que salió masivamente a las calles al grito de #NiUnaMenos. Esta semana, el viernes, hay una nueva cita contra el patriarcado en la Plaza de los Dos Congresos.

“No hay manera de pensar la justicia social con machismo. No van de la mano. Es más, es un enemigo que está adentro. Por eso, no hay condiciones de transformar la sociedad si no nos modificamos a nosotros mismos”, advierte Merchán, ex coordinadora del Comité Ejecutivo de Lucha contra la Trata y la Explotación de Personas. 

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La historia hecha por hombres resulta parte de la estrategia para correr a la mujer del plano político. El mito de la rivalidad aparece como un ataque directo a la sororidad con el fin de impedir la organización  y potenciar al Patriarcado. Pero la armadura dejó el talón al descubierto y abrió el juego a otra forma de construcción.
Las políticas neoliberales profundizan la brecha y arrasan con lxs más vulnerables. La opresión se hace sentir en los barrios populares. Pero solamente la organización y otra forma de concebir la política podrán vencer al capitalismo más salvaje.

La conquista de derechos no fue sencilla. Hubo batallas que se perdieron, combates que se ganaron y no se reconocieron. Tensiones. Resistencia a ceder privilegios y posiciones de poder. La legislación coloca presión a un sistema regido por valores masculinos pero no es suficiente. Las mujeres siguen teniendo dificultades para alcanzar puestos jerárquicos en organizaciones sociales, sindicales, políticas y empresariales. 

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Conductoras

Años de lucha permitieron la participación de la mujer en las organizaciones sociales y el mercado de trabajo, resquebrajar el destino doméstico y respirar aires liberadores. Sin embargo, las piezas no tardaron en moverse y reforzar la dominación. El trabajo que se les otorgó en las construcciones colectivas consistió en la realización de tareas pertenecientes a lo privado. La conducción siguió reservada para los fuertes, los encasillamientos jugaron en contra y la subordinación se vio potenciada.  

“La dificultad de acceso a cargos de conducción siempre es muy alto”, analiza la referente nacional de La Colectiva. Y agrega que “la principal causa es el papel que se nos hace cumplir a las mujeres. Realizamos tareas concretas, pero al momento de tomar decisiones tenemos poca o nula representatividad. Esto se encuentra asociado a la visión de que somos las encargadas de los quehaceres domésticos y no estamos preparadas para la disputa de poder”.  

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La división sexual del trabajo oprime. Asigna roles y establece estereotipos. Lo público, lo prestigioso, es exclusivo de los hombres. Lo privado, es el espacio no valorado que “por naturaleza” se brinda a la mujer. Una lógica que persiste y se reproduce en cada ámbito. Los genitales por encima de las capacidades.

Trabajadoras

La escasa representatividad femenina en los sindicatos no es casual. Tampoco lo es el incumplimiento de la Ley 25.674 de cupo sindical femenino ni la poca información existente sobre la temática de género.
El ejercicio de poder es un terreno hostil para las mujeres. Las estructuras tradicionales acallan sus voces. Optan por desconocer el accionar llevado adelante por las trabajadoras. Establecen un orden de prioridades a las desigualdades. Violentan por partida doble. Según datos de una investigación realizada por el Instituto de la Mujer de la CGT, publicada en 2008: de un total de 1448 cargos sindicales sólo 80 son ocupados por mujeres. De éstos, 61 corresponden a vocalías o de revisiones de cuentas. En 25 sindicatos, no tienen ninguna representación.

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Pese a que no se cumple, la existencia del cupo es fundamental. Si no hubiera estado, difícilmente las mujeres podrían haber accedido a cargos de poder. Hay un montón de barreras que deben atravesar”, manifestó la ex diputada por la provincia de Córdoba. 

El destino construido
La tormenta no es una constante. El clima tiene sus matices. La incorporación de mujeres al ámbito laboral significó el ingreso a la actividad sindical.  La cantidad de afiliaciones aumentó considerablemente. Incluso muchas iniciaron una militancia de base. Sí. La transformación es posible. La incorporación de la perspectiva de género es la clave para ir hacia una sociedad más justa e igualitaria. Adquirir una mirada integral es fundamental y más aún con la restauración de la derecha. 


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Publicado por VAMOSAVOLVER

Fuente: https://vamosavolver.com.ar/2016/05/31/mujer-es-pueblo-niunamenos/

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