El descontento generalizado en toda la provincia de Buenos Aires por los primeros meses de gestión de la cuestionada María Eugenia Vidal ha hecho que a lo largo de las última semanas los escraches contra la gobernadora bonaerense se reiteren al punto tal que la mandataria tuvo que finalizar sus actos de manera abrupta o bien refugiarse en lugares cerrados para evitar el contacto directo con los manifestantes. Esta vez, el rigor lo sintió en Lanús.
En el marco de un anuncio en el aumento de las asignaciones para trabajadores estatales, Vidal fue recibida con insultos y abucheos en la Escuela 18 de Lanús, donde un nutrido grupo de vecinos le exigió a la gobernadora la provisión de comida para los comedores escolares del distrito.
Ante lo sorpresivo de la situación, la mandataria acotó su discurso, habló lo justo y necesario y se fue de la misma manera que llegó: entre fuertes cuestionamientos y reproches que no hicieron más que volver a marcar la realidad de los bonaerenses, desgastados por promesas de campaña incumplidas y una situación que, lejos de mejorar, empeora con cada mes de gestión.
Nervioso, Lacunza eludió y preguntas e ignoró el conflicto con los estatales
En concordancia con Vidal, el relato del ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires fue para el mismo lado que el de la gobernadora, quien en numerosas oportunidades minimizó el conflicto con los estatales bonaerenses al decir que sólo "un 8% no arregló en la paritaria".
Apresurado, tras finalizar una escueta entrevista con un medio, Hernán Lacunza esquivó la consulta de la Red 92 respecto de las negociaciones que no prosperan con los gremios y soltó un breve e insólito: "Sí, arreglaron. Chau, chau, nos vemos".
Fuente: diariohoy.net