DEL TRABAJO A LA CALLE

AVANZA EL DESGUACE DEL ESTADO DE LA MANO DE LOS DESPIDOS

Por Diego Martínez

El Gobierno dejó sin trabajo a casi la mitad de los empleados de la sede central de Fabricaciones Militares –personal altamente capacitado de hasta siete años de antigüedad–, a los que se impidió el ingreso con la fuerza policial. Hubo más despidos en el Banco Central, Enarsa y la Secretaría de Comercio.

Los trabajadores cortaron parcialmente la avenida Cabildo y votaron un paro de 48 horas.

Imagen: Gentileza Ayelén Libertchuk

DESPIDIERON A 140 TRABAJADORES DE LA SEDE CENTRAL DE FABRICACIONES MILITARES

El PRO y la fábrica de producir despidos

La nómina de cesanteados deja en claro la decisión de vaciar el organismo que, entre otras cosas, produce vagones y radares.

Por Diego Martínez

La revolución de la alegría llegó a Fabricaciones Militares: 140 trabajadores sobre más de 300 que se desempeñaban en la sede central del barrio de Belgrano se desayunaron ayer con una lista en manos de personal de seguridad de la que surgía quién entraba y quién no. El detalle de las áreas barridas de cuajo y la nómina de cesanteados sin evaluación de idoneidad dejan en claro la decisión de vaciar el organismo descentralizado del Ministerio de Defensa que en los últimos años volcó su capacidad a la producción de vagones o de radares para proteger las fronteras. “La orden es continuar haciendo sólo balas, porque esperamos una demanda creciente”, advirtió con cinismo un miembro de la nueva dirección a uno de los despedidos. La lista incluye ingenieros mecánicos, químicos e industriales, contadores, economistas y otros profesionales que coordinaban proyectos. Los trabajadores cortaron parcialmente la avenida Cabildo y votaron un paro de 48 horas que también se cumplirá en las cinco plantas del interior del país, donde peligran miles de puestos de trabajo. Dirigentes de ATE Capital se reunieron con el interventor Héctor Lostri, con quien volverán a encontrarse hoy. También ayer hubo despidos en el Banco Central y en la secretaría de Comercio, en tanto en Enarsa trece trabajadores del área operativa fueron informados de sus despidos por empleados de seguridad. Los trabajadores de Jefatura de Gabinete se mantienen en estado de alerta y hoy harán una asamblea en el edificio de Belgrano y Roca.

“Hay áreas sensibles en las que se están haciendo auditorías”, había anunciado el ministro de Defensa, Julio Martínez. “Se está avanzando en áreas de FF.MM., Tandanor (y) algunos arsenales”, agregó.

“Habíamos tenido reuniones con las autoridades y estábamos en estado de alerta porque al igual que en la mayoría de los organismos públicos nos obligaron a firmar contratos por tres meses”, recordó Mariano Murad, miembro de la Junta Interna de ATE. Otro dato llamativo era la multiplicación del personal de seguridad desde que asumió el gobierno de Mauricio Macri.

Ayer a las siete, cuando se disponían a entrar, los empleados se encontraron con sus tarjetas de ingreso inhabilitadas y se toparon con un patrullero, dos camionetas de infantería y treinta agentes de la Policía Federal frente al edificio de Cabildo 65. Los delegados no pudieron acceder a la lista de cesanteados pero calcularon que el número ronda los 140, en su mayoría con contratos anuales y entre dos y siete años de antigüedad. A media mañana, muchos de los que habían ingresado se sumaron a la primera asamblea. Otros, por miedo, se quedaron en sus lugares de trabajo. La asamblea resolvió exigir explicaciones a las nuevas autoridades, cuya cara visible es Lostri, un arquitecto que figura como aportante a la campaña de Macri y que se nombró interventor a sí mismo luego de ser designado secretario de Ciencia, Tecnología y Producción para la Defensa. “Lostri no estaba en el edifico y nos recibió su hermano, Darío Lostri, que no tiene ningún cargo formal: esto se maneja como una empresa familiar”, graficó a Página/12 el delegado Murad. La explicación del gran hermano fue simplemente que acataban órdenes de Defensa. “Lo único concreto que dijo fue que las personas de la lista estaban despedidas sin causa”, contó Murad. Por esas horas comenzaban a llegar los telegramas a los domicilios.

Ante la respuesta de quien de hecho habló en nombre del gobierno nacional, más trabajadores se sumaron a los despedidos, que en asamblea resolvieron pedir una reunión urgente con Lostri, cortar varios carriles de avenida Cabildo e iniciar un paro de 48 horas. La misma medida adoptaron los trabajadores de las plantas de Azul, Villa María, Río Tercero, Fray Luis Beltrán y San Juan. “A un mes de tomar la conducción de la DGFM sin que informen cuál es el destino que quieren darle a Fabricaciones Militares, con sus cinco unidades productivas, de un día para otro destruyen con esta medida áreas enteras de trabajo, dejando con un futuro incierto al conjunto de nuestra empresa”, informó al mediodía la Junta Interna de ATE. A las 15.30 se concretó la reunión con Lostri. Al los delegados de la Junta Interna se sumaron el secretario general y gremial de ATE Capital, Daniel Catalano y Luciano Fernández. La reunión terminó “sin avances” y se resolvió un cuarto intermedio hasta hoy a las 15, informó Murad. Desde el mediodía seguirá la vigilia en la sede central de FFMM y también el paro de las plantas del interior. “En solidaridad y en defensa propia”, apuntó Murad, que calculó unos 3000 puestos de trabajo directos y unos diez mil indirectos en las cinco localidades mencionadas.

Las cesantías dejaron en claro la decisión de vaciar FF.MM. al dejar sin personal áreas completas como Planeamiento y Control de Gestión, la dirección de Producción (que coordinaba las cinco fábricas), Seguridad, Higiene y Medio Ambiente (garantizaba la salubridad de la producción, imprescindible tratándose de químicos y explosivos), Comunicaciones y RRII, Inversiones (ejecutaba proyectos para recuperar capacidades y actualizar equipos) o Calidad (responsable de actualizar normativas y garantizar la calidad). “La nueva dirección confirmó que no le interesa ningún proyecto relacionado con el desarrollo nacional y la producción local”, relató a Página/12 el licenciado en economía Martín Harraca, hasta ayer jefe de la Unidad de Planeamiento y Control de Gestión, quien enumeró algunas de las explicaciones recibidas: “es mejor comprar radares que desarrollarlos”, “los vagones son antieconómicos”, “las plantas nuevas son un costo hundido que nunca se va a recuperar”. “Todas definiciones que marcan claramente que no les interesa que FF.MM. se desarrolle e interacciones con el ámbito civil”, concluyó.

Fuente: Pagina12

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Las voces de los trabajadores

“El proyecto va a quedar inconcluso”

Francisco Polano, un ingeniero mecánico de 27 años, llegó ayer a la sede central de Fabricaciones Militares y se encontró con “cuatro custodios privados, tres efectivos de la Federal y un señor de traje desconocido” dispuestos a impedirle el ingreso a él y a sus compañeros de trabajo. “Nos pusieron en fila, sobre una puerta lateral, tarjeta de ingreso en mano. Uno a uno iban chequeando si el número de tarjeta coincidía con la lista que tenían”, describió a Página/12 sobre cómo se enteró ayer a las ocho de la mañana que ya no pertenecía a la planta de la empresa en la que trabajó durante tres años y medio.

Egresado del ITBA, Polano fue convocado en 2012 para encabezar un equipo de seis ingenieros y técnicos mecánicos que se dedicaría a diseñar los planos de los primeros vagones de carga producidos por el Estado. Luego de décadas de abandono, Fabricaciones Militares ponía en marcha el desarrollo de la industria ferroviaria nacional. A partir de un convenio firmado en mayo de 2014 con el Ministerio de Transporte, comenzó a trabajar en el diseño de los 1000 vagones que el Estado produciría para el Belgrano Cargas, bajo un presupuesto de más de mil millones de pesos. Tanto él como sus cinco compañeros de equipo fueron despedidos; la misma suerte corrieron otros 20 trabajadores de toda la unidad de planeamiento, de la que dependía no sólo el desarrollo ferroviario sino también de defensa e innovación tecnológica.

Polano y sus compañeros estaban trabajando para la puesta a punto de la línea de 50 vagones Tolva Granero y 400 vagones Plataforma Portacontenedor que ya había diseñado, y en el diseño del vagón Espina Portacontenedor, del que se había planificado producir 600 unidades. Pero en diciembre los planes cambiaron. “Comenzaron a negarnos los viajes. Es un proceso largo que tuvimos que dejar de acompañar y no sabemos el estado en que está ahora”, explicó. Y agrega que con el desguace, “surgirían problemas en la fabricación”. “El proyecto va a quedar inconcluso”, advirtió.

“Demuestran un desprecio enorme”

Con 140 trabajadores menos, Fabricaciones Militares podrá seguir operando, pero a costa de poner en riesgo de vida del personal que preservó sus puestos de trabajo. Así lo sugiere Oscar Martínez, de 59 años, sociólogo del área de salud y seguridad laboral de Fabricaciones Militares despedido ayer. Martínez era parte del equipo de químicos, sociólogos laborales y licenciados en higiene y salud laboral que cuidaban la vida de trabajadores expuestos a numerosos accidentes de trabajo, y que la nueva gestión decidió borrar entera y de un plumazo. “Desmantelar el área de salud es demostrar un desprecio enorme por los trabajadores. Les importa tan poco la gente, que no miden las consecuencias que pueden tener sus decisiones”, dijo a Página/12.

Martínez se dedicaba a relevar las condiciones de trabajo, elaborar informes de contaminación y producir instructivos técnicos a fin de evitar enfermedades y posibles muertes de los trabajadores de las cinco plantas que FM tiene en todo el país. En algunas de ellas, como Río Tercero, Córdoba (fábrica que sufrió el atentado de 1995 relacionado con el tráfico de armas a Croacia y Ecuador) se trabaja con ácido sulfúrico, y en otras como la de Villa María, también en Córdoba, y Beltrán, en el gran Rosario, se manipula nitroglicerina, un “elemento altamente inestable, si se cae medio metro volás por el aire”, describió Martínez. En otras fábricas, como la de Azul, se fabrican pólvora y explosivos, en su mayoría para uso militar. “Estamos hablando de la vida de trabajadores expuestos a explosivos y químicos contaminantes. Un error puede ser un error mortal”, advirtió.

Ayer, al llegar a las puertas de la sede central de la fábrica, vivió “una situación violenta, de maltrato”, contó, similar a las que comenzaron a vivir desde el cambio de gestión. “Fue traumático –dijo al recordar el último mes dentro de la empresa–. Desde el primer día hubo rumores de despidos, pero no esperábamos que fuera así, violento.” “No es que quieran hacer cambios o proponer nuevas ideas. Su proyecto es desmantelar la empresa”, denunció.

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