Cacho era un león... herbÃvoro. HabÃa reflexionado en silencio sobre la experiencia guerrillera y sopesado sus errores.
TenÃa 15 años y como quien dice le cebaba el mate (no se lo tomen al pie de la letra, no soy bueno para eso, supongo que por impaciente) a un preceptor del colegio (nacional Pueyrredón) que me habÃa atraÃdo con sus charlas de historia, charlas que no calificaba entonces de revisionistas porque no sabÃa siquiera de la existencia de esa palabra.
Recuerdo que quedé azorado y enrojecà cuando Juan -que asà se llamaba, Juan Leandro Hernández- me espetó que el Juan MartÃn de Pueyrredón del que llevábamos el nombre, más que un procer era un tremendo sorete. Pronto me confió un secreto: era un "combatiente" de unas Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) en ciernes.
Fui presa fácil de sus habilidades meloneadoras. Y es que deseaba superar a mi padre socialista y timorato que, sin embargo, me habÃa pasado un libro del Che Guevara sobre la lucha en la Sierra Maestra. Las vacaciones familiares eran, por lo general, de todo el mes de enero en el montevideano barrio de MalvÃn, cerca de la Playa Honda y el molino de Pérez. Sobre la calle Aconcagua, en una casa que nos alquilaba barata mi madrina gallega (que era en realidad asturiana de Ortiguera, del otro lado del Miño) MarÃa Consuelo Méndez de Mendez y Mendez.
Para entonces mis Ãdolos eran por igual los Beatles (mi hermano Luis, obligado a diferenciarse, decÃa que le gustaban más los Rollings) y los Tupamaros. QuerÃa ser una mezcla del Che con Robin Hood; del Quijote con Jesús; de Philip Marlowe con el sargento Cruz, de un santo ascético con el tortugo D'Artagnan, etc.
TenÃa 15 años cuando la policÃa de la dictadura de OnganÃa desbarató en Taco Ralo, Tucumán, un campamento de entrenamiento del llamado "Destacamento montonero 17 de Octubre de las Fuerzas Armadas Peronistas". Recuerdo que la nada ágil TV de entonces trasmitió la llegada de los detenidos a la comisarÃa, que habÃa unos canas sumariantes con mucho correaje, y el pasaje de alguno de ellos (La Negra Amanda Beatriz Peralta, todavÃa formalmente "de Diéguez", junto a Verdinelli, su futuro marido y padre de sus insólitos hijos suecos y rubiones, y el momento en que el policia encorvado sobre la máquina de escribir les preguntaba y ellos lo decÃan. Y de pronto apareció ese petiso (¿llevaba anteojos entonces?) que dijo con voz clara "Envar El Kadri" y que cuando le preguntaron "¿Nacionalidad?" gritó: "¡Arrrrrgentino y peronista!
Ahà empezó todo. Como decÃa la letra de La Marcha de las FAP escrita por Hernández:
Fuerzas armadas tenemos / las peronistas / son valientes que buscan / la reconquista / con el fierro en la mano / alta la vista / Fuerzas armadas tenemos / las peronistas
Se fueron una tarde / pa' Taco Ralo / a jugarse la vida / por sus hermanos / ¡Argentino y peronista! / gritaba el Cacho / Se fueron una tarde / pa' Taco Ralo
Después de las derrotas / buscar verdades / para empezar la cosa / por las ciudades y allá en Tortuguitas / sacar el sable...
Recuerdo el estupor del primer muerto, aunque no lo conociera. Fue un ex seminarist, Gerardo Ferrari, que la poli mató cerca de la estación de Liniers (alguién ¿Juan? me comentó que no pudo rajar porque no sabÃa manejar, por lo que aprender a hacerlo se me volvió una obsesión). La sangre une.
Recién conocà personalmente a Cacho después de que ambos regresáramos de nuestros exilios,cuando él (como lo cargábamos un poco a sus espaldas) habÃa elegido "la via filmada" junto a Pino Solanas. Me impresionó la paz que trasmitÃa. Tuve la impresión de era un hombre que "se habÃa hecho la autocrÃtica", que estaba sacando provecho de sus errores de juventud, que tenÃa esa sabidurÃa. Un tipo que le tiraba la mejor onda a los jóvenes. Al mismo tiempo conocà a Elsa Ohesterheld.
Nunca conocà a nadie que hablara mal de Cacho. Nunca hasta hace unas horas cuando una veterana montonera dejo clara su antipatÃa y deslizó que varios de los compañeros de cárcel de Cacho en Villa Devoto no le tenÃan ningún aprecio.
Puede ser que se debiera a la antipatÃa de casi todos los de la FAP por sus hermanos menores de Montoneros, que los habÃa superado (sentimiento que llega a su paroxismo en el caso de Rulli) y la reacción consiguiente de los detestados.
Y es que la emergencia de Montoneros (y su crecimiento a expensas de los Descamisados, las FAR y hasta un sector de las FAP, como demostraron Carlos Caride, Rodolfo Walsh y Horacio Verbitsky) le birló el kiosko a varios, por ejemplo a las FAP (enzarzadas en absurdo "procesos de homegeneización" que impliucvaro poner a la orga en dique seco) y Jorge "El Colorado" Ramos.
En todo caso, y tal como puede apreciarse en este documental, casi todos los que lo conocieron, lo respetaron y quisieron. El documental es emotivo e ilustrativo pero hay algo me molesta como una pequeñisima piedra en el zapato y es que creo adivinar un tonito autoconmiserativo, de "ya fuimos", que me molesta. Y que creo que le hubiera molestado a Cacho, tan confiado en las posibilidades del Hombre y el futuro de la especie.