Los reveladores mails secretos que anticiparon la tragedia de Río Negro.

Las azafatas denuncian haber sido presionadas varias veces para no reportar fallas en las aeronaves de Sol. Los correos electrónicos de sus superiores.

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El 18 de mayo pasado, un avión de Sol cayó en la localidad rionegrina de Prahuaniyeu, y dejó un saldo de 22 muertos. | Foto: Télam

Las azafatas de la empresa Sol tienen miedo. Desde la tragedia de Río Negro, por el que murieron 22 personas, entre ellas una de sus compañeras, las azafatas no quieren volar. Y no se trata sólo de una cuestión traumática: ellas conocen de cerca las  fallas e irregularidades de los aviones, que la empresa, hasta ahora, las obligaba a ocultar.

El diario Libre tuvo acceso a algunos mails internos que demuestran cómo, desde la empresa Sol, advertían a sus empleados no informar sobre las irregularidades que detectaban. El más revelador de ellos es de 2009 y está firmado por Martín González, jefe de Tripulantes de Cabina: "Les voy a pedir que antes de anotar las observaciones en el libro de novedades las charlen con mantenimiento. Traten de anotarlas en base y no en escalas, sabemos que hay cosas que no tienen gran impacto en SEGURIDAD y sin embargo pueden dejar el avión en tierra si no se arreglan de inmediato".

Otro de los mails, por caso, revela cómo, en junio 2008, la supervisora de Tripulantes, Natalia Grioni, le pide a las azafatas que no informen sobre el vencimiento del oxígeno de las máscaras. "Chicas, les quiero pedir que no anotemos en el libro la novedad del tubo de O2 que está vencido, ya que el avión en este mes entra en inspección general". Y González pide lo mismo en junio de 2009.

De las 29 azafatas que tiene Sol, sólo cinco están volando en estos momentos: una de ellas es la supervisora, las otras cuatro son nuevas y podrían perder el trabajo si se suman al reclamo de sus compañeras. Mientras tanto, continúan con su denuncia ante las irregularidades que ellas mismas detectan algunas veces, y que sus propios superiores las obligan a callar. Se trata, sin más, de un delito que el Código Penal sanciona con 10 a 25 años de prisión para "el que a sabiendas ejecutare cualquie acto que ponga en peligro la seguridad de una nave o aeronave, si ocasionare la muerte".

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