-"Nos burlamos de los lugares comunes del medio"

 

Capusutto le encontró la vuelta al género. El hecho de no servirse de la imagen hizo que en su paso a la radio se pusiera a pensar en segmentos como Hasta Cuándo, que se convirtió en la mejor reseña de la histeria matinal. PeroBarcelona, con innegables destellos, todavía tiene mucho por explorar en ese traspaso de la gráfica al medio. Pablo Marchetti, el editor responsable, comenta el proyecto en esta entrevista que apareció hace unas semanas enNarrativa Radial:
¿El hecho de salir por la radio pública los condicionó de entrada en cuanto a los contenidos?
Un poco sí. Por eso el primer informe que hicimos en el primer programa era si se podía ser millonario y progresista ó si se podía ser progresista teniendo dos millones de dólares. Fue una forma de decir "nosotros vamos a hablar de esto y nos chupa un huevo cuál es la línea de la radio". Eso no quita que vayamos a hablar de Macri o de cosas que le pueden resultar simpáticas al Gobierno por tratarse de sectores opositores. Pero sí sentimos cierto condicionamiento, a pesar de que tratamos que el programa sea lo más parecido posible a la revista. Siempre buscamos hacer algo que nos cierre a nosotros, que nos guste, que nos caliente, que nos dé placer, sin pensar en la reacción del oyente. Por otro lado, la respuesta que tenés en la radio es inmediata y muy distinta a los tiempos de la gráfica. Empezaron a aparecer oyentes maravillosos que generan una artística que nosotros jamás podríamos hacer. Me refiero, sobre todo, a la gente que putea, que dice que el programa es una basura, que cómo puede ser que Radio Nacional ponga eso al aire… Nosotros pasamos todos esos llamados porque son geniales.
¿Se pusieron a pensar que cuando el programa saliera al aire iban a confluir dos tipos de oyentes: los seguidores de la revista en papel y los desprevenidos que escuchan por costumbre Radio Nacional?
No, no teníamos ni idea. Lo hicimos sin pensar, y seguimos haciéndolo sin pensar en el oyente, pero ahora sabemos que está ese oyente. El otro día, por ejemplo, planteamos que se viene una nueva guerra por Malvinas y sacamos del aire un tema de Led Zeppelin diciendo que no queremos música foránea, que no le vamos a hacer el juego a los piratas. Enseguida llamó una mujer, indignada porque no podía ser, si Shakespeare era un genio… Y nosotros, por supuesto, tratamos de pirata a Shakespeare, Los Beatles y todo lo que tuviera origen anglosajón. Es maravilloso encontrarse con esos oyentes. Creo que los mensajes de la gente tienen un correlato con la sección de correo de la revista, donde hay un registro distinto ya que nosotros hablamos ahí de un modo distinto al resto de la revista. Decidimos darle un espacio importante, y se produjeron discusiones grosísimas sobre temas diversos: desde si el Gobierno es más progresista que la oposición y si eso lo transforma en progresista en sí, hasta el conflicto árabe-israelí, en el correo se dieron debates enormes. Y en la radio, al tener esta cuestión de la comunicación inmediata, se podía generar ese espacio, y se está generando. Vemos también que hay un montón de llamados y de mails, y en esa cantidad hay calidad, un porcentaje alto es de calidad como para generar… ¡quilombo, vamos! De eso se trata.
¿Qué sensación les quedó después del primer programa de Radio Barcelona?
Bastante chota, en verdad. Tuvimos un par de quilombos técnicos, estábamos muy nerviosos y hubo un par de cosas que creíamos que se iban a resolver de determinada manera… Fue acomodarnos, porque no tuvimos prueba, no hicimos ni un piloto. Además, entre diciembre que terminamos el libro y enero, nos tomamos vacaciones todos, y si bien estuvimos laburando mucho y grabando cosas, nunca todo el grupo junto. Hubo poco laburo previo y pagamos todo el derecho de piso. Creo que coincidimos todos, en un punto, en que agradecemos que haya sido tan malo, aunque no sé si fue tan malo, pero sí mala para nosotros la experiencia del primer programa. Después, para el segundo nos internamos, sirvió como alerta, y ése salió bien. El programa está muy pautado, muy guionado, así que vamos viendo cómo improvisamos a partir de eso. Pero el primer programa fue absolutamente traumático.
¿De qué manera encararon el pasaje del papel a la radio?
Tuvimos que pensar todo de vuelta y adaptarnos a un formato al que no estábamos acostumbrados, porque si bien habíamos hecho algunas cosas en radio, eran columnas o cosas muy puntuales a las que alguien les daba un marco sonoro después. Bueno, acá hubo que empezar de cero, y por eso nos sentimos tan mal en el primer programa. Teníamos todo guionado, pero era un texto escrito llevado a la radio y no pensado desde el sonido. Las artísticas sí estaban grabadas, nos faltaron audios para los informes y esos detalles que en Quemen los bosques (una emisión que en otra época compartieron algunos de los barcelonistas) teníamos muy trabajados. También es verdad que la estructura se va armando con el correr de los programas. Pero sí tuvimos que cambiar la forma de trabajo, aunque después nos damos cuenta que tiene mucho que ver con cómo hacemos la revista. Eso de usar audios sueltos, por ejemplo. Una referencia importante que tenemos para la revista es un suplemento que sacaba Humor llamado “El amarillo”, todo hecho con fotos armadas. Barcelona, entre otras cosas, es hija del Photoshop y de tener una resolución gráfica muy sencilla y contundente. Por más que sea tosca, la tosquedad también hace un estilo. Lo mismo nos pasa con los audios en la radio. Bueno, nos fuimos acomodando para ver quién se encarga de cada cosa y cuál es el momento colectivo para pensar secciones nuevas y todo eso.
Link relacionado:
"El periodismo actual me causa gracia" - Publicación La Postita Zárate, Buenos Aires
Foto: Revista Mú

 

Fuente: http://juanmansilla.blogspot.com/

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