Trapasso: “Se fue el Papa, se fue Pappo, andate Pipo”


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Como en esas relaciones que son complicadas desde el principio, donde dos polos opuestos se atraen para empezar algo que, desde el vamos, todo el mundo sabe sabe que no puede terminar bien. Falta de piel, incomodidad, dardos venenosos, ruptura y despecho eterno. Así fue y sigue siendo el vínculo entreNéstor Gorosito y Lanús, protagonistas de una singular historia de odio que originó una gran bandera.

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Todo empezó en enero de 2005, cuando Pipo se hizo cargo del plantel granate, luego de sus experiencias en Nueva Chicago y San Lorenzo de Almagro. ¿Cuál era el estilo del entrenador? Pregonaba un fútbol ofensivo, con clase y elegancia, pero el corte colectivero de su melena enrulada parecía contradecirlo.

Después de una pretemporada en la que llegó a ganarle un clásico a Banfield en Tandil, la gente se ilusionó con el equipo para el campeonato. Había llegado Román Díaz desde México, para jugar con su hermano Rodrigo. Habían regresado Fabbiani y Ribonetto de sus experiencias sudamericanas. También había aterrizado Joaquín Irigoytía para ser suplente de Bossio. Además, estaban los experimentados Graieb, Tilger y Graf, más algunas promesas como Gioda, Valeri, Lagos y Manicero, entre otros. Material no faltaba.

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Su debut oficial fue bastante alentador, remontando un 2 a 0 y empatándole Boca en la Bombonera. Ni hablar de las siguientes presentaciones, con sendas victorias ante Gimnasia e Independiente. Y precisamente aquel 25 de febrero de 2005, el día que enfrentó al Rojo, el mundo de la música se vio sacudido por una triste noticia: la muerte de Norberto Pappo Napolitano.

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Luego del buen inicio en el torneo, Lanús agarró el camino de la irregularidad, con una derrota ante Vélez, un empate con Central y un triunfo ante el débil Huracán de Tres Arroyos. Se venía el clásico, pero primero había que ir a Santa Fe para jugar con Colón. Un día antes, el 2 de abril de 2005, el mundo se conmovió con otra noticia: la muerte del Papa Juan Pablo II.

Como si a los jugadores de Lanús los hubiese afectado esa pérdida, cayeron categóricamente ante el Sabalero por 4 a 0. Un verdadero mazazo. Algunos ya pedían una fumata blanca en Arias y Guidi. Pero aún faltaba.

Una semana más tarde, en La Fortaleza, el Granate recibió a Banfield con el ambiente caldeado. No era mala la campaña, pero había algo de Gorosito que a los hinchas no les cerraba. Tenían que ganar o ganar. Encima, el visitante jugaba con suplentes porque estaba disputando la Libertadores.

Aquel sábado a la tarde arrancó de la mejor manera. Gorosito con saco beige (?) y Paletta haciéndose un gol en contra. La fortuna parecía estar del lado del local, pero enseguida el Taladro lo dio vuelta. En la segunda mitad, cuando Lanús empató transitoriamente con una jugada de los hermanos Korioto Díaz, Pipo se dio vuelta y se lo dedicó a unos plateístas. Los puteó, bah.

Lamentablemente para Gorosito, el clásico lo terminaría ganando Banfield por 4 a 2. Y todo lo que vino después fue un boomerang de aquellos insultos. El Grana no hizo un mal campeonato: terminó octavo, con 28 puntos. Pero a la gente no le importaba.

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Para el Apertura, se fueron los hermanos Díaz y varios más. Llegaron futbolistasMade In Gorosito, como Carreño y Fioretto. También Diego Ceballos, desde Banfield. Como era de esperar, no fueron buenos refuerzos.

Lanús se convirtió rápidamente en una máquina de perder y empatar. El DT, que era repudiado por todos los hinchas, ni siquiera tenía paz en las victorias: en el 2 a 1 ante Gimnasia de Jujuy fue insultado constantemente por un plateísta y su hijo, a lo que Gorosito luego respondió con una frase que quedó marcada: “Padre boludo, hijo boludo”.

A la fecha siguiente, ante Instituto, los hinchas mostraron varias banderas contra el entrenador, como una que decía “Marido impotente, cornudo conciente”,vaya a saber uno con qué fundamento (?). Pero estamos hablando de simples banderas que apenas sacaban una sonrisa. Todavía faltaba el hit.

El 19 de septiembre de 2005, Lanús visitó a San Lorenzo. Y esa tarde noche arrancó ganando gracias a Pelletieri, pero se lo terminó empatando el PochoLavezzi. Anécdotas del juego. Lo verdaderamente importante pasaba en las tribunas.

En la popular visitante del Nuevo Gasómetro, ahí donde Gorosito había sido ídolo como jugador, un trapo blanco de pequeñas dimensiones pero con claras intenciones, escupía tres frases en aerosol: “Se fue el Papa, se fue Pappo, andate Pipo”. Contexto, reclamo e ingenio. La síntesis hecha bandera. Ni siquiera necesito de un insulto. Pura clase. Una obra de arte que terminó por eyectar al DT de su lugar, aunque luego el protocolo del fútbol haya encontrado otras explicaciones.

Gorosito cobró el sueldo aguantó hasta donde pudo y finalmente, tras caer 4 a 1 con el River de Mostaza Merlo, renunció para darle lugar a Ramón Cabrero y Luis Zubeldía.  Fueron 32 partidos los de Pipo en el Granate, con 10 victorias, 12 empates y 10 derrotas. Pero la cosa no terminó ahí.

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Cada vez que el técnico tiene que enfrentar a Lanús, los medios saben que habrá alguna secuela. En 2007, por ejemplo, Gorosito se animó a decir que “el 70% del Sur es de Banfield”. Y los hinchas del Grana, por supuesto, le pusieron una bandera que decía: “De un padre boludo sale un hijo boludo, Gorosito tu viejo es un boludo”.

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Dos años más tarde, en la Sudamericana, el DT volvió a ir al Sur con River y fue recibido con varios carteles alusivos a los porcentajes, como algunos que decían “70% Inútil – 30% Vago”“100% fracaso”. Para colmo, fue derribado por Biglieri y quedó eliminado de la Copa. ¿Se quedó callado el ex San Lorenzo? Ni ahí.

En 2013, dirigiendo a Tigre, dijo: “Hoy hacía mucho frío en la cancha, por la hora no tengo problema. Capaz que si no jugaba Lanús no hacía tanto frío”.

Frases y más frases de despecho de una relación enfermiza, que con tantas idas y vueltas nos deja algo en claro. Gorosito nunca se fue. Y Pappo no se murió.

Fuente: enunabaldosa.com

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