Mundial 2010 – Argentina 1 vs Nigeria 0

La Argentina es un equipo peligroso.

En velocidad, Messi supera a Haruna; la Pulga guió la partitura ofensiva de la Argentina | Fabián Marelli - Enviado especial

 
La selección abrió su marcha con una sensación de ambigüedad: atemorizó cada vez que Messi se lo propuso y evidenció desajustes defensivos. Por Cristian Grosso / Enviado especial
Por Cristian Grosso Enviado especial.

JOHANNESBURGO.- Pudo golear, pero sufrió en el final tratando de espantar un empate que hubiese sido traumático. E injusto. Confirmó la esencia que se intuía detrás de un seleccionado que infunde temor y a la vez no despeja algunas intrigas. Definitivamente, la Argentina es un equipo peligroso. Atemorizó a Nigeria cada vez que el fascinante Lionel Messi se lo propuso, pero volvió a descuidar argumentos colectivos que tendrían que estar afirmados en un gran escenario como una Copa del Mundo. Se había advertido que las resoluciones individuales resultarían la explicación principal para sostener una propuesta que llegaba sin rodaje ni bases creíbles. La Argentina entregó en 90 minutos una combinación de virtudes con firma de autor y defectos con culpas compartidas. Una selección que respondió a su lógica; nadie se puede haber sentido estafado por su carta de presentación en suelo sudafricano: se pasea sugerente y provocadora, pero también se hace un tiempo para caminar por la cornisa. 

Todo equipo que sueña con el título necesita de alguna estrella descollante y la Argentina cuenta con ese capital. Messi ayer le advirtió al mundo que llegó a Sudáfrica decidido a replicar en la selección todo lo que hace en Barcelona. Se cargó el equipo. Casi sin laderos ni sociedades, él ganó el partido. Hay una condición que se vuelve indispensable para pertenecer a la elite del fútbol: liderazgo. Una propiedad que acompaña a los jugadores capaces de encontrar una salida cuando a los terrenales se les nubla la cabeza. Un futbolista desafiante. Que asuma naturalmente sus atributos para erigirse en diferente. Con convicción para encarar y arrojo para conducir. Messi lo hizo. Y pagó con una actuación alentadora tanto maltrato y despellejamiento público. 

Messi, subido a su estela mágica, pareció saludablemente empecinado. Combinó sin desmayo porciones justas de talento y resolución. La Pulga representó las certezas y encendió la ilusión. Guió la partitura ofensiva de la Argentina. Dejó a sus compañeros en posición de gol. Construyó y ejecutó. Sólo esa muralla que fue el arquero nigeriano Vincent Enyeama le impidió decorar con goles una producción que encandiló a la prensa internacional y colocó en alerta a los futuros rivales albicelestes. 

El crack rosarino representó las certezas que regaló el equipo. Las múltiples situaciones de gol que creó la selección aparecen en el haber de un equipo explosivo. No cualquier equipo puede superar tantas veces la resistencia del adversario. Pero debe ajustar la vinculación con el gol, porque el arsenal pirotécnico casi que está obligado a asestarle al marcador una tranquilidad que otras regiones de la cancha no garantizan. También quedó a la vista que la selección es un equipo directo, atado a los golpes de inspiración de Messi. Sin suficiente elaboración ni desborde por afuera, porque Di María casi nunca surcó la cancha con su gambeta por la izquierda y Jonás estuvo pendiente de cumplir una posición que no siente. Quedó desbordado como lateral y jamás impresionó con su galope extenso por la banda derecha. Tevez no terminó de asumir cuál era su posición y Verón ya entregó señales de un físico que lo puede traicionar. 

Nigeria, sin atreverse hasta el final, sólo cuando la cercanía en el tanteador lo envalentonó, igualmente dejó en evidencia los desajustes en los retrocesos defensivos. Jonás penó en una posición que lo redujo y no se debería repetir. Maradona reeditó sus malas lecturas tácticas al demorar las variantes y, tarde, introdujo cambios que no gravitaron sustancialmente sobre un estilo que comenzaba a estar en jaque si Messi no tomaba el control de la pelota. Bolatti por Verón para cuidar la posesión, Burdisso por Jonás para cubrir con más agresividad el lateral y Pastore por Tevez o Higuaín para aceitar el diálogo con Messi sin perder profundidad eran sustituciones que reclamaba el segundo tiempo. Maradona no vio nada de eso. "No podemos perdonar tanto", explicó, luego, como único defecto para ajustar. Ojalá la mirada interna calibre la autocrítica. 

El seleccionado abrió su marcha por la Copa del Mundo acompañado por una sensación de ambigüedad. Repartió optimismo, sin ahuyentar la preocupación. La Argentina es peligrosa: arrolladoramente filosa, pero con bordes autodestructivos. Juega confiada en lanzar una moneda al aire, con la esperanza de que en las dos caras esté Lionel Messi. 

ROMERO, UNA PARTICIPACION SIN FISURAS 

En una jornada en la que los arqueros tuvieron gravitación en el resultado, Sergio Romero cumplió con sobriedad: cortó los centros y resolvió los remates de media distancia.

 

El crack está, falta el equipo.

JOHANNESBURGO.- Messi está, falta el equipo. A diferencia de otras ocasiones, el rosarino no se hizo esperar. No tardó en dar respuesta al debate sobre su influencia e importancia para el seleccionado. Si la Argentina está llamada a hacer cosas importantes en el Mundial, será con Messi al frente. Si alguien dudaba de su compromiso con la camiseta celeste y blanca, desde ayer deberá reconsiderar los prejuicios. Más reparos y objeciones merece la producción general del seleccionado. 

Muchas veces, para justificar los bajos rendimientos del crack de Barcelona, se hizo hincapié en lo poco que lo ayudaba el equipo a potenciar sus incontables recursos. Ayer, ante Nigeria, Messi tuvo más acompañamiento que el habitual, no estuvo tan aislado como en otros juegos (recordar ante Uruguay y Alemania), lo cual no significa que el funcionamiento del conjunto haya sido satisfactorio. Quizá la deuda de Messi es que no puede redondear un cotejo completo con la Argentina. Sólo le faltó el gol. Lo buscó con coraje y ambición. De manera individual y asociada. Convirtió en una figura gigante al arquero Enyeama, que le desvió cuatro remates que buscaban los ángulos. Y también le tapó una entrada franca. Otras dos definiciones del N° 10 se fueron apenas desviadas. Evidentemente, no era la tarde del gol para Messi, lo cual es una pena por toda la confianza y seguridad que le hubiera reportado esa cuota de eficacia. Pero para Messi sí fue el día en que se asemejó al que brilla en Barcelona. 

Varias paradojas rodearon a este indispensable éxito de la Argentina en el estreno. El 1-0 fue una recompensa corta, exigua. Lo prueban las 10 situaciones de gol creadas. Entre Enyeama y la poca precisión en el último toque se esfumó la posibilidad de una goleada. Ya está dicho que si hay algo que se destaca en este plantel es su poderío ofensivo, con delanteros que, sumadas las cosechas de cada uno en la temporada, alcanzan los 170 tantos. El gol llegó rápido, a los seis minutos, por obra de un defensor: Heinze retrocedió y se ganó el espacio para conectar el córner de Verón. Una jugada de estrategia en un equipo que suele depender de la inspiración individual. La noticia es buena porque amplía el abanico de variantes, no lo hace dependiente de la genialidad de turno. 

Da la sensación de que la Argentina es un conjunto que se está conociendo. Es cierto que Maradona encontró hace unos meses la base y a sus referentes, pero hay experimentos que están saliendo a la luz en pleno Mundial. Y eso entraña riesgos. De hecho, la formación titular de ayer no tenía antecedente. Y difícilmente se transforme en una alineación de memoria, sobre todo porque la prueba de Jonás Gutiérrez como lateral derecho no funcionó. Nigeria, un adversario con pocas luces y que sólo cuando se vio en el umbral de la derrota salió a quemar las naves, inquietó con Obasi por el lado del ex Vélez, que no pudo disimular que no conoce los fundamentos del puesto. Le ganaron varias veces las espaldas y estuvo contenido, sin sacar provecho de su larga zancada. Será uno de los aspectos por revisar para lo que vendrá. 

A la Argentina se le debe reconocer su condición de equipo amenazante, capaz de lastimar al rival aunque no esté jugando bien. Messi, ubicado casi como un enganche, con todas las licencias que le otorga Maradona para que se mueva a gusto, tomó el mando de las operaciones. Cada vez que cambió el ritmo hizo estragos en la pesada defensa africana. Abrió caminos para los compañeros. No los supo aprovechar Higuaín, al que no se lo vio suelto y certero en la definición. Como si le hubiera pesado el debut, pero igual retrocedió y se ofreció para participar del circuito de juego. Más aplastado, por el significado del partido, se lo vio a Di María, que pasó largos ratos sin tocar la pelota. 

Al no saber asegurar el triunfo con una diferencia mayor, la Argentina se expuso a algunos sustos. No es un equipo lo suficientemente consolidado como para saber controlar los tiempos y el desarrollo. Maradona demoró los cambios. Burdisso y Milito deberían haber entrado antes, ya que el seleccionado necesitaba un sacudón y reparar lo que no andaba. Nigeria arriesgó con los cambios y terminó con cuatro delanteros. Mascherano creció en la recuperación, pero no daba abasto. En una defensa que casi nunca dio síntomas de seguridad, Demichelis falló en un par de cortes. Con remates de Martins, Uche y Yakubu, Nigeria merodeó un empate que no merecía. Además, la Argentina daba síntomas de declinación física. Con esfuerzo, en los cuatro minutos adicionados aguantó la pelota y evitó sorpresas desagradables. Messi ya había hecho su trabajo lo mejor que pudo. Y la Argentina deberá demostrar que lo puede hacer mejor. 

6 es el número de la camiseta de Gabriel Heinze, que hizo el primer gol de la Argentina en el Mundial. Ayer se rompió con hegemonía de la casaca N° 9, ya que en los últimos cuatro mundiales los jugadores que usaron ese número abrieron el fuego: Batistuta marcó en EE.UU. 94, Francia 98 y Japón-Corea 2002, y Crespo, en Alemania 2006. 

Historial: jugaron 4 veces, con tres triunfos de la Argentina (2-1 en Estados Unidos 94; 1-0 en Corea-Japón 2002, y el de hoy) y un empate (0-0, en la Copa de las Confederaciones de 1995)

Messi estuvo imparable en los primeros minutos del partido - Reuters

Romero; Jonas, Demichelis, Samuel, Heinze; Mascherano; Verón, di María; Messi, Higuaín, Tevez - Reuters

El saludo entre Verón y Messi - Reuters

A Diego se lo notó tranquilo en los primeros minutos del partido - Reuters

La palomita de Heinze - Reuters

La pelota entró - Reuters

Un grito de furia - Reuters

Diego festeja el gol de Heinze - Reuters

Romero transmitió mucha seguridad a sus compañeros – AP

Higuaín no define bien - Reuters

Maradona habla con el cuarto árbitro - AP

Diego y sus dirigidos camino al vestuario - A

Messi domina el balón | Fabián Marelli - lanacion.com

Samuel no pudo marcar ante la mala salida del arquero | Fabián Marelli - lanacion.com

Diego le pasa la pelota a un jugador nigereano | Fabián Marelli - lanacion.com

Heinze rechaza la pelota | Fabián Marelli - lanacion.com

Messi y su mejor partido en la era Maradona | Fabián Marelli - lanacion.com

Messi erra un gol mano a mano con el arquero - Reuters

El lamento de Messi | Fabián Marelli - lanacion.com

Un abrazo que vale 3 puntos - AP

 

La Argentina respetó su historia: un debut a todo o nada.

En mundiales, la Argentina nunca igualó en su presentación; de 15 partidos, ganó 10 y perdió 5; en el ciclo Maradona, tampoco hubo empates y ante Nigeria en Johannesburgo el equipo nacional volvió a cumplir con la estadística

FotosGabriel Heinze fue el emblema del triunfo argentino ante Nigeria | Fabián Marelli - LA NACION

La historia de los debuts de la Argentina en Copas del Mundo continúa terminante: en 15 estrenos con este ante Nigeria en Johannesburgo, el conjunto nacional nunca empató. Lo mismo sucede en el ciclo de Diego como técnico de la selección: no hubo igualdades. 

El repaso de los estrenos de la Argentina en mundiales indica que de 15 partidos, la selección ganó diez (2010, 2006, 2002, 1998, 1994, 1986, 1978, 1966, 1962 y 1930) y perdió los cinco restantes (1990, 1982, 1974, 1958 y 1934). En las últimas tres presentaciones, el seleccionado se midió ante rivales africanos: derrotó a Nigeria (1-0), en 2002 y 2010, a Costa de Marfil (2-1) en 2006. 

El debut de la Argentina en mundiales, en 1930, fue con un éxito ante Francia por 1 a 0 y, cuatro años después, se registró la primera caída (3-2 vs. Suecia, en Italia 1934). Cuando la selección levantó la Copa del Mundo, en 1978 y 1986, empezó el torneo con el pie derecho. En nuestro país, superó 2 a 1 a Hungría y, en México, venció a Corea del Sur por 3 a 1. Rápidamente, vienen a la mente las caídas en partidos inaugurales. En 1982, perdió 1 a 0 ante Bélgica y, en 1990, la recordada derrota contra Camerún, por el mismo marcador. 

Al igual que en sus debuts mundialistas, la Argentina sigue sin empatar en el ciclo de Maradona al frente del seleccionado. En 21 partidos, la selección ganó 15 y perdió seis. 

Los debuts argentinos Uruguay 1930: Argentina 1 vs. Francia 0 

Italia 1934: Argentina 2 vs. Suecia 3
Suecia 1958: Alemania F. 3 vs. Argentina 1
Chile 1962 Argentina 1 vs. Bulgaria 0
Inglaterra 1966 Argentina 2 vs. España 1
Alemania 1974: Polonia 3 vs. Argentina 2
Argentina 1978: Argentina 2 vs. Hungría 1
España 1982: Bélgica 1 vs. Argentina 0
México 1986: Argentina 3 vs. Corea del Sur 1
Italia 1990: Argentina 0 vs. Camerún 1
Estados Unidos 1994: Argentina 4 vs. Grecia 0
Francia 1998: Argentina 1 vs. Japón 0
Corea-Japón 2002: Argentina 1 vs. Nigeria 0
Alemania 2006: Argentina 2 vs. Costa de Marfil 1
Alemania 2010: Argentina 1 vs. Nigeria 0 

 

El mejor partido de Messi en el ciclo Maradona.

El delantero desequilibró con su velocidad pero no concretó las situaciones de gol; le sacó provecho a la sociedad con Tevez y con Verón para generar peligro.

otosMessi, imparable para los nigerianos | Reuters

Tomó la pelota apenas pasó la mitad de cancha, apiló rivales, gambeteó, llegó a máxima velocidad hasta dentro del área, pero remató sobre el arquero nigeriano, Vicent Enyeama. Ese peligroso disparo de Lionel Messi, a los 14 minutos del segundo tiempo, fue una síntesis de la buena actuación del delantero en el debut de la Argentina ante Nigeria. 

En uno de sus mejores partidos con la selección, Messi generó peligro cada vez que tocó la pelota. Arrancó por derecha, por izquierda y por el centro, siempre algunos metros atrás de Higuaín, el jugador más adelantado. Desequilibró con su habilidad en el uno contra uno, se asoció bien con los mediocampistas, sobre todo con Juan Sebastián Verón, pero falló en la definición. No pudo marcar en cuatro situaciones de peligro, aunque Enyeama salvó la caída de su arco en reiteradas oportunidades. 

Su peso ofensivo se hizo sentir desde los primero minutos. Entró rápido en contacto con la pelota y descargó con Carlos Tévez y Verón para darle verticalidad al ataque. 

Alcanzaron 40 segundos para demostrar la movilidad del delantero de Barcelona. Antes del minuto de juego, superó el mediocampo de Nigeria y remató desde afuera. 

A los cinco minutos, Tevez habilitó a Messi y el arquero Enyeama tuvo que esforzarse para despejar al córner. De esa jugada nació el 1-0 argentino. 

A los 18´ salió del botín naranja de Tevez un toque corto a Messi, que arrancó desde la derecha en diagonal, una de sus marcas registradas, para exigir una vez más a Enyeama. 

Messi regresó a los 36 con un zurdazo largo, combado, que Enyeama desvía con esfuerzo al córner. 

Algo estaba claro: Messi era el mejor, casi el único de Argentina, en su mejor actuación con la camiseta de la selección. Encendido, buscando siempre el hueco, punzante, luchador. 

Ya en la segunda parte, arrancó por el centro, descargó con Verón pero no pudo concretar tras la devolución del volante de Estudiantes. 

A los 14, metros delante de mitad de cancha tomó la pelota, cruzó el campo de juego, pero otra vez el arquero nigeriano le tapó el remate. Ya con el equipo nigeriano más jugado en ataque, Messi tampoco pudo definir un contragolpe conducido por Tevez. 

A diez minutos del final, la Argentina intentó adueñarse de la pelota para mantener el resultado. Allí Messi volvió a juntarse con Tevez para neutralizar el juego Nigeria. De principio a fin, Messi fue importante para el triunfo argentino. En el debut, " Lio " se pareció más al jugador de Barcelona que al crack que no se lució en las eliminatorias. 

Messi, la estrella del partido según los medios catalanes
Para los medios online catalanes, la figura del partido fue la Pulga. "Messi permite a Argentina estrenarse con victoria", titula el sitio catalán www.sport.es."El barcelonista de Rosario estuvo inspirado. Buscó con ahínco la portería rival, regateó con habilidad a los defensores nigerianos y tuvo tiempo de colocar varios disparos que no se convirtieron en gol por el buen hacer del meta Enyeama. Así lo hizo en tres ocasiones en el primer tiempo y en otras tantas en el segundo", describe el medio deportivo.Para lavanguadria.es, Messi fue "el timón de la Argentina" ante Nigeria. "El jugador del FC Barcelona, cuestionado en su país por el rendimiento con el equipo nacional en comparación con el azulgrana, demostró su calidad con continuos slaloms evitando a rivales nigerianos e intentando abrir su cuenta goleadora", dice la crónica del sitio catalán. Y remata: "Así, ´La Pulga´ estuvo a punto de perforar la portería defendida por Enyeama que estuvo excelso, como ya venía haciendo en la clasificación, y que demostró su valía como ya hiciera en su momento ante el Getafe en el Coliseum Alfonso Pérez, en partido correspondiente a la UEFA". También destacan la actuación del rosarino en elmundodeportivo.es: "Más de media docena de ocasiones tuvo en sus botas el delantero del Barcelona, fuente constante de peligro pero negado de cara al gol, en ocasiones por los pocos centímetros que separan el tanto del fracaso y las más de las veces por el buen hacer de Enyeama". En tanto, el New York Times también destacó su actuación. "Los críticos dicen que raramente juega bien para su país, pero Messi representó una inmediata amenaza para los nigerianos"."Los nigerianos lucharon gran parte del partido para contener a Messi, quien los atormentó con sus movimientos maestros"

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